Chí, hoy, 6 de abril, aquí la menda lerenda cumple ná, 39 años. 39 años… y mira qué bien, oye.
En esta ocasión la celebración va a ser muy muy exclusiva, nada de fiestones, jejeje. Voy a pasar el día con los tres muchachos que más quiero en el mundo: mis niños y Carlos, Mimaromo. Ya si eso el año que viene, que además entro en los 40, hacemos una fiestuqui molona y con ganas, con muchas ganas.
Como me olía el percal contextual que íbamos a tener me hice con lo necesario para hacer una tarta de queso (de esas de base de galleta y fresa por encima), que son mis muy favoritas del universo (con permiso de la carrot cake y la tarta de guinness, que también me indoman el paladar).
Mis niños, Carlos, videollamadas con los que están lejos para que lo estén menos este día, mi casita y una tarta de queso, ¿se puede pedir algo mejor? Bueno, sí que voy a pedir algo, a ti, concretamente (al final del post).
It’s my party, and I’ll cry if I want to
No voy a negar que hubo un momento en estos días previos, uno solo, lo juro, en el que sentí así un pellizquillo en el corazoncillo por lo raro de esta celebración (a ver, con la que está cayendo estas chorradas significan poco o nada, claro). El momento en cuestión fue cero peliculero, cero poético y cero trascendental, como casi todos los de este tipo que he tenido en mi vida. Al parecer soy muy de momentos emotivos de hacendado.
El suceso emocional de marca blanca: la semana pasada hicimos una compra grande (hay que salir lo menos posible, peña) y al colocar las cosas (después de haberlas limpiado), al meter unos yogures en la nevera, me di cuenta de que caducaban justo el día de mi cumpleaños. En el pasado, porque soy de natural feliz y pava, cuando veo cosas que caducan en mi día me da como alegría, me parece curioso, fíjate qué tontería. Pero claro, ese día, al estar como estamos y estar pasando lo que está pasando, pues… se me saltó un poco la lagrimica.
Pero yastá, no pasa ná. Muchas veces uno simplemente necesita un poquito de soltar tensión (emocional o la que sea), y después de hacerlo se queda tan estupendo y así puede seguir gestionando sus emociones tan ricamente. Y comerse un yogur ya que lo tiene en la mano.
Te voy a pedir un regalo
No puedo negar que, en general, estos días estoy especialmente sensible y tierna, como casi todos, imagino, así que, con toda la cara, voy a pedirte que me regales algo para alegrarme el día. Voy a pedirte una cosa muy chula, muuuuy barata -aunque en ocasiones no sea fácil de conseguir- y que seguro que nos gusta a las dos. Y no, no es el Satisfyer.
MI REGALITO: me gustaría que hoy -si te apetece, claro- me regalases una risa tuya (a poder ser una con ganas). A lo largo del día busca algo que te haga reír, estate atenta por si «pasa cerca» o provócalo si no surge, pero ríete aunque sea una vez, y entonces, acuérdate de mí. Suena a chorrada new age de los veinte duros (cosa con la que estamos en contra, aprovecho para decir), pero la verdad es que saber que alguien se está acordando de ti mientras se ríe es MARAVILLOSO (mucho mejor que que se rían de ti… Aunque mira, la risa es risa, y ahora nos hace falta, así que si te quieres reír de mí, pues a tope con ello también).
LA GUINDA DEL PASTEL: si, además de tenerme en mente cuando te rías, te animas y dejas aquí (o en redes Twitter y Facebook) un comentario contando qué te ha producido esa risa, pues mejor que mejor, así lo mismo las demás también nos reímos y hacemos una cadena de jijíjajá y nos ponemos pavas perdidas y se nos afloja el muelle y mira qué rato más bueno hemos echao a pesar de los pesares.
Nota: Vanesa (de Y de verdad tienes tres) esta mañana me ha felicitado en Twitter poniéndome un gif de Henry Cavil. Mira, carcajada no, pero risilla sí que da el jodío, ¿eh? Así que esto también me vale, jajejijoju.
¿Te animas? Ojalá.
Empiezo yo con algo que es que lo veo y me meo. Se trata de un momento del Saturday Night Live con Kristen Wiig (que es una diosa de la comedia) y Seth Meyers (que es pa amarlo). El skecth va de la entrevista a una supuesta experta en seducción (Wiig), que pone en marcha todas sus armas con su entrevistador (Meyers). El in crescendo de comedia es tal que no se pueden aguantar ni ellos la risa. Los amo. (Nota: me vais a perdonar, pero no lo he encontrado con subtítulos. De todas formas aunque no se entienda lo que dicen es que es verla a ella y te partes.)
Te mando un besote cumpleañero enorme. Yo me voy a que me achuchen mucho mis peques, que eso siempre sienta bien.
Mamen
Imágenes: unsplash.com
9 respuestas
Muchas felicidades,
Los cumpleaños son un día fantástico para divertirse y hacer regalos originales.
Los regalos son un bonito detalle, que nos hacen recordar que tenemos personas que se preocupan por nosotros y que nos quieren.
Un saludo.
Felicidades!!!
Me vas a perdonar la vagancia, pero no soy yo, es el confinamiento….
Ahí tienes tu regalo 🙂
https://twitter.com/IgnacioSeijo/status/1247226550371733504?s=20
Muuuuac
¡Te había bloqueado el comentario el blog por tener un enlace, y lo he visto ahora! Jejeje, muchas gracias, Nachoooo!!!
Veo hoy el post, tarde porque el cumple fue ayer, pero es curioso que ayer echaran en la tele la segunda parte de 50 sombras, y yo me acordará y mucho de ti anoche….aunque sea hoy cuando sonrío y mucho..jajaja
Feliz cumpleaños Mamen
Jaaaajajaja Ay, Gema, qué maravilla! Jajaja Un besote grande, y mil gracias por la historia, qué alegría da! 😉
La risa: pensar en ese desayuno, comida, merienda cena habando de empotradores con vosotras. Un momento de desconexión fantástico.
Por muchos más bonica!!!
Jajaja esa cena promete momentos de gloria jajajaja Un besote, amore!
Esto es algo que le pasó a una amiga y de vez en cuando lo recuerdo y aún me río.
Me contó que estaba en el súper con su madre y le preguntó la mujer «¿Miriam qué son ultranueces?, Mi amiga flipando, porque no sabía qué coj. Era eso, hasta que la buena mujer se lo señaló… Eran altramuces.
Es una chorrada, pero cada vez que me acuerdo me da la carcajada.
Por cierto, muy muchas felicidades Mamen.
Me vuelve loca el momento ultranueces, esas nueces fuertecitas, con poderes, jajajjajaja Ay, muchas gracias, Sandra! Un besote grande!