Cuando alguien a quien tenemos cerca, a quien queremos o apreciamos, tiene ansiedad o depresión, evidentemente lo que queremos es que se sienta mejor y ayudarle en lo posible para que esa mejoría suceda cuanto antes. La cuestión es que incluso siendo algo que realizamos con la mejor voluntad, a veces nuestros comentarios pueden hacer más mal que bien a esa persona. Repasamos qué cosas es mejor no decirle a alguien con ansiedad o depresión.
Lo mental es real
A pesar de que las cosas -afortunadamente- han mejorado muchísmo y cada vez hablamos más de salud mental y visibilizamos más el asunto, lo cierto es que a día de hoy sigue siendo tabú y objeto de estigma, fruto del desconocimiento que en general existe del tema. Así estamos, que todavía escuchamos cosicas como estas:
- «Yo no creo en los psicólogos», como si fuéramos entes abstractos objetos de fe, y no unos profesionales formados en una disciplina CIENTÍFICA. Arfavó ya, primo.
- «Al psicólogo solo van los locos». ¿Qué es loco? (¿Miguel Ángel Muñoz en este videoclip? ¿El videoclip en sí mismo? -Me acordé de esta canción, pero no había visto el videoclip y mare, qué rato más bueno llevo, amigas-). Los psicólogos somos profesionales de la salud mental, y eso es un concepto muy amplio, porque TODOS tenemos salud mental, igual que todos tenemos salud física. Qué cosas.
Con lo físico, con las enfermedades y heridas, la actitud es distinta: se entiende mejor el proceso de mejoría y la necesidad de acudir a un profesional que nos trate. Pero con lo mental, ¡ay, con lo mental! Eso es invisible. O peor, algo que solo sucede a los «débiles», algo que se fabrica uno mismo y cuya solución es tan sencilla como «cambiar el chip». Ains. Ojalá fuese así, lo de que se mejora solo haciendo un clic mental, digo.
Pero no, los procesos mentales son complejísimos y además los seres humanos no somos entes que vivimos en mitad del vacío, sino en un contexto, en interacción con otras personas, con modelos sociales, normas y presiones. La cantidad de variables que influyen en nuestra salud mental es tremenda, por lo que reducir su causa -y peor, su «mejoría»- a la fuerza de voluntad (que no existe, ya os lo digo, pero de eso hablaré otro día) del individuo es una putada como una catedral. ¿Por qué? Porque pone el foco de responsabilidad en uno mismo, como si alguien con una depresión que le convierte levantarse de la cama por las mañanas en una de las 12 pruebas de Hércules, lo hiciera porque quiere o porque no quiere enfrentarse. Miraaaaaaaaaaaaaaa, ya está bien con eso.
Tener las herramientas necesarias, conocer qué procesos, qué experiencias vividas y qué de nuestro contexto nos lleva a estar como estamos y por tanto qué tenemos que cambiar de ello (así resumidísimamente, pero para que me entendáis) es parte del proceso de trabajo. De sencillo nada. De «Si quieres estarás mejor», nada, colegas. (¿Se sigue usando «colega» o desprende ya una tufarada a señora con recuerdos vívidos de la Expo 92?).
No, mejor no se lo digas a alguien con ansiedad o depresión
Vamos a repasar algunas de las cosas que, seguramente con buena intención, a menudo se le dicen a personas que tienen ansiedad o depresión y que en realidad no son de mucha ayuda:
- «Pero anímate, si en verdad tienes…» (rellenar con cosas buenas que tenga en su vida, tipo trabajo, hijos o pareja). Correcto, y esa persona lo sabe, lo tiene presente y de hecho seguro que se fustiga porque cree que les está haciendo daño, que no tiene sentido que teniendo todo eso esté mal, etc. Aunque te parezca razonable decirle esto, en realidad puede aumentar la presión percibida y ser peor para esa persona.
- «Bueno, todos tenemos malos momentos.» Correcto, pero este es el «suyo», el que le está jodiendo vivo, el que le ha impactado hasta donde le ha impactado. Así que establecer parámetros como «es normal» no sirve sino para que se sienta peor porque… «¿Por qué no puedo mejorar si todo el mundo lo hace?»
- «Tienes que hacer un esfuerzo, con lo que estás haciendo no vas a estar mejor.» Hola, capitán obviedad. Si con este toque de lucidez la gente mejorara, los psicólogos no tendríamos trabajo, pero te aseguro que lo tenemos. Y mucho. Todo lo que le digas que te parezca racional, probablemente la persona ya se lo haya planteado. Pero como decía antes, estos procesos son más complejos que «saber que no se está bien».
- «Está todo en tu cabeza.» Mmmmm, sí y no: es mental, ergo está en su cabeza, pero eso no significa que no sea REAL. El problema es que confundimos mental con «imaginario». Además, como también decía en el inicio del post, somos seres que vivimos en sociedad, en un contexto, en interacción con otros, con unas normas, unas obligaciones… Y todo eso influye en nosotros, así que sí, es mental pero eso no significa que sea «tó de dentro».
- «Mira, hay gente que lo está pasando mucho peor que tú». En general compararnos con otros seres humanos… mejor no lo hagamos. Sí, es cierto que hay personas que están peor que tú, siempre habrá alguien peor que nosotros: aquellos que cruzan mares huyendo del horror, quienes tienen hambre, quienes sufren abusos, etc. El mundo es un poco una mierda. Así que sí, claro que hay personas que sufren más, pero eso no ayuda a quien está pasando por un trastorno del estado de ánimo. ¿Por qué? Porque lo que tiene lo tiene, porque se siente mal, porque no puede/sabe gestionarlo y está hecho polvo, porque pensar que los suyo «es un problema accesorio», sin importancia real dado que hay gente con problemas «de verdad» solo hace que se sienta peor, más inútil y más absurdo.
- «Te preocupas por nada/Te preocupas por tonterías». Imagina que «sabes»que va a pasar algo terrible y que cuando lo cuentas todo el mundo te dice que bah, menuda tontería. Pues eso.
- «Te entiendo perfectamente, porque yo…» La empatía es maravillosa y necesaria, pero muchas veces cuando alguien está mal el que le digan que saben cómo se siente no ayuda, porque es tal el malestar que piensa que «Qué sabrá, si lo mío es distinto». Y más si lo que tiene es una ansiedad de tal calibre que, por ejemplo, teme sufrir un infarto -este es un miedo muy frecuente cuando se tienen picos de ansiedad- y alguien viene a decirle que «un día tuvo taquicardia y nervios». Cada persona es un mundo y puede haber tenido ansiedad A, B o C, e incluso una misma persona puede pasar por procesos ansiógenos completamente diferentes a lo largo de su vida. Además, aunque efectivamente hayamos pasado por algo así, a menudo corremos el riesgo de trivializar y/o de minimizar, porque retrospectivamente tendemos a relativizar lo vivido. Ahora bien, la experiencia de otras personas que han pasado por lo mismo, o similar, bien conducidas, son realmente útiles, porque ahí sí que nos sentimos entendidos, no bichos raros, y eso reconforta.
- «Todo va a ir bien.» Esta frase tan escuchada además estos días no ayuda un pepinillo. Si tú estuvieras metido en el fondo de un hoyo en la playa, solo, viendo cómo empieza a entrar agua y más agua, y llegara una gaviota -como la de La Sirenita- y te dijera, ufanamente, que «tranqui, todo va a ir bien» y se fuera… ¿qué tal? PUES FATAL. Los pensamientos estos positivos en plan happycracia no sirven, nuestro cerebro se limpia el Ohio con ellos, porque no tiene pruebas objetivas de que eso sea cierto, y se frustra. Ahora bien, entiendo que lo que queremos transmitirle es que QUEREMOS o DESEAMOS que mejore, ¡pues digámoslo así! «Ánimo, ojalá todo vaya a mejor. Si te puedo ayudar en algo, no lo dudes». 🙂 Mejor.
- «Tienes que ser postivo». Cuando estamos mal vemos el mundo mal, proyectamos al futuro de manera sesgada, como con filtros de Instagram pero mierdosos , y cuesta la vida no verlo así. Además, al decirle esto, le estamos poniendo mucha presión, como si mejorar dependiera enteramente de una cuestión de voluntad. En lo mental, como en muchas otras cosas, «querer -lamentablemente- no es poder», a veces hacen falta herramientas, ayuda. Y cuidao, que eso no hace que la persona sea más débil ni nada parecido, PARFAVAR.
- «Lo que pasa es que necesitas un hobby, algo con lo que entretenerte.» Pues mira, lo cierto es que entretenerse y ocupar el tiempo en cosas agradables para uno mismo es fundamental, peeeeero no es la receta única para salir de estas «cositas». Cuando estás mal anímicamente intentar realizar eso que antes te gustaba te puede llevar a un doble «cacamiento»:
- Como no estás bien no lo disfrutas como antes, con lo cual de facto hay poco disfrute.
- Te machacas porque «Mira qué mal estoy que no disfruto con esto».
Afortunadamente tenemos formas, cuando trabajamos esto en consulta, para ir reduciendo esto y aumentando la satisfacción (pasa por HACER y hacer, aunque cueste, controlando las expectativas y entendiendo que en este momento el disfrute es menor, pero que irá en aumento).
- «Lo que necesitas es…» Lo que necesita es que no le des consejos de este tipo, porque lo que añaden es presión. Seguramente ya ha intentado eso y quinientas cosas más. Lo que necesita es que estés ahí , que le apoyes y ayudes en el camino, en la medida que precise en cada momento.
Qué podemos decir
Sé que me ha quedado un post un poco «te estoy echando la bronca, y tú no has hecho nada malo», pero es que esto es TAN IMPORTANTE, como además cabe la posibilidad de que te lo hayan dicho a ti en un momento malo de tu vida, o que tengas a alguien en tu entorno pasando por algo así y podemos hacer tanta pupa sin darnos cuenta, que quería hablar de ello.
Si queremos ayudar, lo mejor es preguntar «¿Qué necesitas?». Dos palabras chiquitas con un significado y una fuerza enormes. Esta es la mejor pregunta porque garantizará que hacemos lo que el otro necesita, y además sentirá que estamos ahí. Ole.
En cualquier caso, por favor, si el caso es complicado, si vemos que la persona de verdad lo está pasando mal, lo mejor que podemos hacer, con delicadeza y primor, sin ser invasivos, es favorecer siempre que acuda a un profesional que le ayude. Para eso estamos.
Espero que te haya resultado interesante o útil, o las dos cosas, este post. Y si estás pasando por un mal momento, ya sabes, pide ayuda, porfa. ¡Vamos!
Mamen
2 respuestas
Uy, qué post tan interesante!! Este tipo de frases son un clásico,y lo peor es que yo las he escuchado hasta de profesionales sanitarios…un tema este…Hay que tener mucho cuidado,y sinceramente creo que hay que practicar muuuuucho más las dos palabras maravillosas ¿Qué necesitas? Tanto para personas que están sufriendo ansiedad, depresión…como en la vida en general. Menos consejos cuando no se han pedido y más preguntar qué es lo que se necesita!!!😘😘😘
Esta es justo la razón por la que durante el confinamiento he roto una relación de “amistad” de 14 años… el año pasado estuve en tratamiento psicológico por un estrés que venía arrastrando desde hace años y que no sabía que tenía ( una vez a la semana durante algo más de ocho meses). Estaba muuuuuy tocada. Frase estrella: el problema es que te tomas las cosas de una forma… y hay gente que está mucho peor que tú… yo no sé de qué te quejas, por ahí hemos pasado todas… total, que al final la mandé a tomar por donde amargan los pepinos (pero no fui tan fina…). ¡¡¡Ojú qué liberación!!!!
Gracias Mamen por darnos voz a los que lidiamos con estos y otros problemas mentales/emocionales…