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Cómo lidiar con la incertidumbre en tiempos de coronavirus (y con esa sensación de no controlar nuestra vida)

Tú tenías unos planes, mejores o peores, pero eran tus planes. Y entonces vino el coronavirus en formato tsunami confinado y esos planes se fueron al garete. En estos días de confinamiento, de estado de alarma y de pandemia, la incertidumbre se ha instalado en nuestras vidas. Y a muchos esto les está sentando fatal. Angustia por el futuro, ansiedad o estrés son algunas de las consecuencias que esa incertidumbre puede tener sobre nuestro estado de ánimo. El control -la sensación de control, concretamente- es clave para gestionarlo. Te cuento todo, con consejitos y dibujitos.

El puñetero coronavirus nos ha afectado (como sociedad y como individuos) en lo social, en lo laboral, en lo familiar, en lo económico, en lo personal… Quizá no a todos en todas las áreas, no a todos de la misma forma, evidentemente, pero el que más o el que menos ha sentido la honda expansiva.

Adiós, plan, adiós

Pasamos de poner nuestros planes en pause cuando esto empezó, a posponerlos unos meses, para finalmente trasladarlos -como poco- al año que viene o, ains, a directamente cancelarlos. (Temor personal: viendo la cantidad de cosas que se han pasado al 2021 -festivales, eventos, bodas, asuntos familiares, viajes…- el año que viene vamos a estar como niños teniendo un solo día para ver todo Eurodisney. Yo os espero en la cafetería, que estoy mayor.)

Pero que fuera paulatino o que se entendiera que esos planes se iban a la porra por causa mayor -una pandemia nada menos- no quita que escociera como una pupa abierta. Además, a la caída masiva de planes para 2020 se le añade un elemento que no ayuda, nada, a la estabilidad emocional: la incertidumbre. Y es que no solo le hemos dicho adiós a la cotidianidad a.p. (antes de la pandemia), sino que de pronto nos vimos sin tener claro cuándo podríamos hacer planes de nuevo. Ciao certezas.

Pregunto: ¿cuál ha sido el plan más gordo que se te ha caído por la pandemia, o lo más diver que te ha pasado en este sentido? Igual podemos reírnos y todo con esto, que ya sabéis que es marca de la casa, jejeje.

una chica está escribiendo en una pizarra sus planes para el 2020, y esa pizarra se convierte en el otro extremo en papel con el que se limpia el culete un 2020 metafórico en forma de mancha

La incertidumbre nos sienta mal

(Nota: antes de que empieces a leer te cuento que al principio puede parecer que estoy soltando un rollo teórico, pero prometo que va a alguna parte, una útil. No me abandones, no me hagas lectura en diagonal, ¡dame una oportunidad, porfaaaa!)

Como ya he contado alguna vez por aquí, a los humanos nos gusta, nos reconforta y nos hace sentir bien  aquello que podemos precedir, aquello sobre lo que creemos tener control. Es como «casa mental», un lugar seguro en el que no esperamos sorpresas malignas.

La incertidumbre es un estado del que tendemos a huir en dirección contraria porque no es cómodo, lo percibimos como «peligroso» (en mayor o menor medida). Es tal el tema que la incertidumbre puede generar ansiedad o estrés así majete. (De hecho la incapacidad para tolerar la incertidumbre se estudia por su incidencia en la salud mental, no te digo más).

Y resulta estos días nadamos en incertidumbre. ¡Qué guay! (¡De Bandai! -no lo puedo evitar, lo tengo tatuado en el cerebro-)

Cómo trabajar sobre el control para estar mejorcitos

Lo que controlamos nos da seguridad y paz de espíritu, pero el control es una cosa complejita a tope. Vamos a desgranar esos aspectos del control -desde un punto de vista psicológico- que nos pueden ayudar a afrontar toda esta incertidumbre. Parece un pestiño pero tiene su utilidad, ya verás.

Nos han vendido la moto de que «debemos tomar el control de nuestra vida -de TODO, porque ole nuestro pepe de oro– para ser felices» (idea alentada por guruses, artículos y libros varios). Pero esa idea conduce, spoiler, a pasarlo «regu-mal».

Si tú inviertes tus fuerzas y recursos en cosas sobre las que en realidad no tienes el control, ¿qué crees que puede pasar? Pues que probablemente acabes pensando que estás fallando o que no lo estás haciendo bien porque, oh, sorpresa, las cosas no salen como pensabas (o no salen, directamente). Y entonces todo mal, my friend: autoestima, ánimo, motivación… Caquer de la vaquer. 

1. Ojo con la ilusión de control

La ilusión de control -que tiene un nombre que de entrada no puede molar más- es un fenómeno fascinante que nos interesa en este momento de la vida (y de este post). Resulta que muchos de los seres humanos de la tierra (ya en otros planetas o dimensiones no sé cómo andan de la pinza) creen (creemos) tener más control sobre su vida y las cosas que les pasan del que realmente tienen.

Como al cerebro la incertidumbre le da miedito y cosica, se hace el guay y se inventa que controla más de lo que controla. Es decir, nos flipamos un poquito y nos creemos que las cosas suceden por «nosotros», nuestras acciones o decisiones.

Y así vamos por la vida, creyéndonos jefasssos del cosmos de andar por casa. Pero claro, lo que pasa es que en la vida las cosas no pasan por una sola causa -y desde luego no porque tú o yo tengamos ganas de que sucedan- , sino por un cúmulo de variables. Muchas, normalmente.

Ojo que esa ilusión de control tiene sus beneficios, no es un fliparse por la cara. Pero cuando es muy fuerte sí que nos joroba porque luego nos frustramos al comprobar que las cosas pasan (o no pasan) queramos o no.

Abracemos una mijita el caos. ¿Por qué te cuento todo este rollo? Porque un saludable primer paso para reducir el malestar que genera la incertidumbre es (advierto que siempre que decimos esto nos odiáis un poco):

  1. Aceptar que en realidad controlamos pocas cosas en la vida, como idea así general.
  2. Y aceptar, ya más concretamente, que en este caso, en esto que estamos viviendo, efectivamente no tentemos el control total de lo que (nos) pasa.

Recuerda, amor, que eres humano y no tienes poderes cósmicos. Así que la clave aquí, el primer paso es -yes, no me odies- aceptar la incontrolabilidad (que es una palabra que me flipa y confunde). Como dice Mónica (jefa, ella sí, de verdad, de Madresfera): abracemos el caos. Porque el caos está ahí -esto los padres lo tenemos muy clarito, ¿eh?-.

 

2. El locus de control en su sitio

El locus de control es, para que te hagas una idea, el dónde consideramos que está la fuente de control de lo que nos sucede. Me explico: es un continuo que va de «externo» -cuando considero que lo que me pasa es por causas ajenas a mí- a interno -cuando interpreto que lo que me sucede se debe a mis decisiones, acciones y habilidades, y no a factores externos a mí-. En medio, claro, hay grises (más interno que externo, muy externo, etc.).

Ejemplo para que lo entendamos:

  • «¡¡¡Me ha suspendido el profe!!!» es locus de control externo (generalmente, jejeje).
  • «He aprobado» es locus de control interno.

En general se considera que un locus de control tendente al polo «interno» correlaciona con una mejor salud mental. Tiene sentido, y te pongo un ejemplo:

  • Si algo sale bien y tengo locus de control interno lo atribuiré a mis cualidades o actuación, y por tanto reforzaré mi autoestima que da gloria: esto ha salido because me, así que ole yo.
  • Si salgo sale bien y mi locus de control es externo pensaré que se debe al azar, a otros, a lo que sea que no soy yo, y por tanto perderé ese refuerzo o incluso me machacaré por no ser cosa mía el éxito. Ohhhh.

El locus de control interno hace, también, que estemos más motivados (como me refuerzo por lo logrado, me motivo). ¡Es todo ventajas! (bueno, un locus de control muy polarizado tampoco es saludable, pero no entro en eso que entonces no acabamos, amiga).

Locus de control interno en tiempos de coronavirus:

En estos días de incertidumbre tener la sensación de que hay cosas que sí que controlamos, que sí que dependen de nosotros, para bien o para mal, nos ayudarán a estar mejor. Además ese locus interno nos lleva a ser más responsables con las medidas de seguridad. «Siento que hay cosas que están en mi mano para controlar y mejorar la situación«. Cuando es externo la historia sería algo así: «Haga lo que haga dará igual porque esto no depende de mí«, ¿se entiende?

Es cierto que hay mucho que no controlamos, pero sí que podemos decidir y controlar muchas de nuestras cosas, y eso nos va a sentar bien.

¿Cómo lo potenciamos? Primero un dibu y luego te lo cuento.

dibujo de chica reivindicando que no merece la pena gastar energía en aquellas cosas que sobre las que no tenemos el control

 

Tomar el control (de lo que se pueda) para lidiar con la incertidumbre

No, la incertidumbre no nos gusta. Para neutralizar una mijita ese malestar que genera la sensación de no saber qué pasará (en general con todo esto y en particular con nuestros planes) viene bien (además de lo que hemos comentado antes) poner el foco de atención en aquellas cosas sobre las que sí tenemos control, aquello que sí que controlamos, que haberlo haylo.

¿Cómo? Vamos a hacer dos listas: una con las cosas que sí que controlamos y otras con las cosas o aspectos sobre los que, aunque nos joda, no tenemos control alguno.

  • Lista de lo que sí controlo: vamos a ir cogiendo elemento por elemento y viendo qué podemos hacer con cada uno de ellos, cómo podemos podemos potenciarlos para mejorar nuestra situación, para sentirnos bien. Con aquellas cosas que haya que cambiar, con los proyectos, es guay ir trazando un plan lo más realista posible para llevarlos a cabo: pon fechas, divide cada plan en mini-metas o pasos necesarios para lograrlo, intenta detectar y analizar qué puede salir mal, qué dificultades puedes encontrarte, etc. ¡A por ello!
    • A pesar de todo eso que no controlamos sí que es posible hacer planes a corto plazo o en versión indoor (y poco a poco outdoor), jejeje, y dan vidilla.
  • Lista de lo que no controlo: si no tengo control sobre esto, ¿qué sentido tiene que me martirice con ello? ¿Tiene alguna utilidad darle vueltas y vueltas? No. Lo que sí es útil, además de aceptar que somos humanos y no seres supremos omnipotentes (ohhhh, ya nos gustaría… o no), es trazar planes para neutralizar el efecto de eso que no controlo. Es decir, no controlo si pasa o no, pero lo que sí controlo es cuánto me va a afectar. Esto, amigas, nos da, como decían los Molotov, todo el power. Ole. (Ea, ya tengo canción metida en el cerebro para todo el día.)

No están siendo días fáciles, lo sé. Muchos estáis (estamos) teniendo momentos de mierdecita por lo que vemos en la calle, por lo que llevamos acumulado, por los peques, que les vemos con necesidad de salir y estar con niños, por la incertidumbre, porque parece que llega el final pero no llega…

Espero que esto te haya sido un poquito de ayuda. No obstante recuerda, always, que si de verdad te sientes mal, si crees que no puedes manejarlo por tí mismo, acude a un especialista, por favor.

Y bueno, si te ha gustado el post… compártelo, déjame (como dicen las influencers y señoras del gremio online, jajajajaja) un comentario por aquí o en mis redes sociales. Me das la vida con eso, de verdad de la buena. ¡Mil gracias!

Un besote sin incertidumbres, en toda tu cara.

Mamen

 

13 comentarios

  1. Necesitaba leer esto! Me ha encantado! Y es que estos tiempos son totalmente caóticos. Hay días q mi cabeza no para de dar vueltas a posibles planes con posibles escenarios (tengo un diagrama tipo, jejejeje) Y luego me doy cuenta que de nada sirve,porque hay cosas q se escapan de mi control, así que intento ir día a día. Voy a ponerme a hacer las listas (lo que me gusta hacer una lista), y a centrarme en lo que sí que puedo controlar. Gracias por estos consejos amiga!

    1. Las listas son una maravilla, jajaja. Es que con el ritmazo y la presión se nos olvida que no controlamos un montón de cosas y, claro, todo mal. Ánimo y a darle caña, dentro de lo posibe, bonica!

    1. Jejeje Pues que sepas que le pasa a más gente! En consulta tengo pacientes a los que esto les ha sentado bien en tanto en cuanto les ha ayudado a relativizar y ubicar algunas de sus cositas. 😉

  2. Qué post más interesante. A mí el plan más gordo que se me ha caído, de momento, es la búsqueda de un embarazo. Si ya decía antes que lo peor de buscar un embarazo era la incertidubre, añadiéndole la pandemia, el saber cuando podremos retomar los planes, cuánto tardaremos, etc, es la incertidumbre elevada al cubo. Pero creo que estoy aprendiendo a lidiar con ella bien, y aplicando los consejos de este post, mejor aún. Gracias!

  3. Me ha encantado el post!! Además me viene muy bien haber leído sobre la incertidumbre porque dadas las circunstancias, hay cosas que escapan de nuestro control y nos traen más de un quebradero de cabeza y algún que otro disgusto… intentaré acordarme de tus palabras cuando me vengan los pensamientos negativos.
    Muchas gracias por compartirlo!!!

  4. Pueeeeees no puedo evitar pensar en que los «descontrolados» nos van a amargar la existencia en su denodado afán por diseminar el viruscito entre los que controlamos lo que podemos. Ese pensamiento me entristece y me cabrea a partes iguales. O quizás me cabrea más de lo que me entristece, no sé.

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Mamen Jiménez - Psicóloga

Psicóloga (tengo mi consulta, doy talleres y charlas...), bimami (6 años y 2 años, ole), escribo y dibujo sobre psicología, pareja, maternidad... y lo que surja (o me dé tiempo). Me gustaría dormir más. ¡Bienvenida!

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