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El mono imitamonos: versión evil

Como ya sabéis, Migordi va a la guarde desde los once meses. No puedo decir con exactitud qué parte de las destrezas que va adquiriendo, de los «conocimientos», son de la guarde y cuáles de casa… Quizá muchos los establezca en casa (le damos marcha) y los refuerce allí, no lo sé, la verdad.
Lo que sí que sé es que hay cosas que yo no le he enseñado, que Mimaromo no le ha enseñado, que los abuelos (agradecemos el esfuerzo) no le han enseñado… Entonces, ¿de dónde carajo vienen?
Más allá de lo que dice la ciencia (hoy me la paso por…), tengo mi propia hipótesis:
Intercambio de apuntes. Ya a una temprana edad.
Queridos retoños, copón, si váis a intercambiar apuntes, oh primores míos, ¡hacedlo de las cosas buenas! ¿Qué os cuesta?
En realidad no sé si esto es verdad, o es que me puede el humor, lo que sí sé es que tengo unos amigos a los que quizá les gustaría dejar a su criatura un ratico con el santo-bebé de mi vecino, por si acaso se le pegara algo…
Nota de la autora: He de confesar que este post está basado en experiencias de amigos, en observación del medio natural (y en la guasa más absoluta), porque, la pura verdad es que con Migordi nos tocó la lotería, y aunque tiene sus cosas (que las tiene: ya ha empezado a medirnos a ver hasta dónde puede llegar, a veces es protestón, etc.) en general es un niño muuuuy bien llevado. Ahora bien, lo de meternos el dedito a su padre y a mí en la nariz para despertarnos, eso se lo ha tenido que contar alguien… Cuando lo pille se va a enterar (yo creo que ha sido el rubito de su clase, que tiene cara de rasputino).
Besos de madre

8 respuestas

  1. Jejeje, te leo y pienso en la carita de puchero que le ha dado por poner últimamente y que cada vez que lo hace 1) pienso ¿pero eso de dónde coño lo ha sacado? y 2) me descojono viva, no puedo evitarlo, entonces él se da cuenta y empieza a reírse pero al mismo tiempo resistiéndose a cambiar el ceño fruncido, con lo cual yo termino de alucinar porque me da la sensación de que entiende que esa es la expresión que quiere transmitir. Flipantes estos pichones. Un besito!

  2. Totalmente! El mío también lo hace, y no sólo cuando no quiere sillita: cuando quiere que lo cojas porque pasa de quedarse de pie, cuando lo cojes y lo que quería era estar en el suelo… hay varias y fascinantes modalidades, y es… maravilloso.
    ¡Gracias por pasarte y comentar! 😉

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Psicóloga (tengo mi consulta, doy talleres y charlas...), bimami (10 años y 6 años, ole), escribo y dibujo sobre psicología, pareja, maternidad... y lo que surja (o me dé tiempo). Podría vivir a base de gazpacho.
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