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Kit básico de supervivencia maternal: primeros años

Nos preparamos a tope para tener todo lo que necesita nuestra criatura, pero… ¿qué necesitamos nosotras? Te dejo el kit básico de supervivencia maternal (edición «primeros años») con todo lo que vas a necesitar. No incluyo mandangas para/por la pandemia que entonces en vez de risas nos ponemos a llorar, y hoy no, amiga, hoy no: cosas para no quedarte calva, para comer en soledad y secreto y para sobrevivir, eso es lo que te propongo hoy. ¡Vamos!

Kit básico de supervivencia maternal

* Una gomilla para el pelo, o cortártelo, eso ya te lo dejo a tu elección. Los bebés tiran del pelo cosa mala, se agarran a él como los murciélagos cuando te pillan entrando en su cueva. No hay nada más guay que estar dando el pecho y que tu retoño se quede con un mechón de tu pelo (como si no se te cayera ya suficiente cada vez que te duchas). Pero cuidao, que si te crees que cuando dejan de ser bebés el tema del pelo deja de ser fuente de dolor, lo siento, pero te voy a tener que decir que no, que aún te queda: te queda estar jugando con tu hijo y que te deje zonas despobladas al agarrar tu melena cual jinete que se aferra a las riendas del caballo, te queda montarlo en tus hombros y perder media melena enganchada en el velcro de sus zapatos o en los remaches de sus vaqueros, te queda estar dormida y que al meterse en la cama (o si hacéis colecho) te pise la cabeza (maravilla despertarse así, ¿eh?). Total, que o te lo recoges o te quedas calva y dolorida.

* Un pestillo en la puerta del baño. Si te lo puedes permitir no está de más que pongas también un segurata, un portero como en las discotecas. Búscate uno fornido e instruido en artes marciales y técnicas de control mental o estará perdido frente a tu peque. El baño es la segunda vivienda de las madres, el piso en Torrevieja que regalaban en el 1, 2, 3 (escribo esto y pienso en si habrá quien me lea y sea tan joven que no llegó a ver el 1, 2, 3 y me está dando un parraque generacional), pero lograr entrar en él con calma es en ocasiones misión imposible.

* Una cama grande… y buena. Da igual que hagas colecho o no lo hagas, tu cama va a ser SU cama en muchos momentos y tú vas a necesitar un hueco. Tu cama es también zona recreativa (cama elástica, pista del circo del sol infantil, etc.), rincón de lectura, cueva secreta… Dinero invertido en el colchón es siempre dinero bien gastado. Opino.

una madre escribe al ordenador mientras una peque juega sobre la cama de matrimonio
Ya quisiera yo para mí una casa en la sierra con esas vistas.

* Una agenda: porque tu cerebro, por cansancio y saturación, va a hacer un ERTE neuronal. Meter el mando de la tele en la nevera, salir a la calle sin sujetador (y no por convicción o ideales, sino por desierto mental), citas que se olvidan, habitaciones a las que entras para coger algo y… ¿a qué venía yo?, esas cosas. Durante un tiempo (no quiero engañarte, muchas seguimos ahí años después) la memoria es algo que debemos subcontratar, externalizar y llevar a papel para que funcione. Y oye, ni tan mal, el porno papeleril es de las mejores cosas de la historia. Vivan las agendas, vivan los cuadernos, vivan los bolígrafos, pegatinas… ¡vivan! Nota mental: no te vengas arriba y te pongas ahora a mirar webs de papelería, que tienes mucho peligro, Maricarmen. 

* El bolso de Mary Poppins: y no, no lo digo por la etapa pañales y mudas por si las cacas moscas, lo digo porque tu bolso será el trastero de tu hijo, su taquilla y su caja fuerte. Las criaturas no nacen con un pan bajo el brazo, vienen con una tarjeta de miembro VIP del club del coleccionista infantil, que les lleva a necesitar recoger y atesorar cada mierda de piedrecita, cada palo (¡un palo!), cada caca de mosca, cada cosa con la que se topan por el camino. Y es que debe ser que, como tituló Watterson a uno de los volúmenes de su -maravilloso- Calvin y Hobbes, en todas partes hay tesoros. Además de los tesoritos, están los juguetes que quieren llevarse, aunque solo vayáis a la frutería de debajo de casa (ahora con la pandemia la cosa está más controlada, pero antes…), los dos paquetes de pañuelos que tienes que llevar -mamis, papis, ya sabéis de qué os hablo-, algo de comer (no puede pasar que le de hambre y tú no tengas comida, no puedes arriesgarte a que mute en diablo de Tasmania), ahora además gel hidroalcohólico, mascarillas de adulto e infantiles de repuesto… No sé por qué nos llaman «mami» cuando en realidad quieren decir «sherpa».

* Almacenaje, pero nivel «casa como las que salen en los programas de reformas americanos, esas de 300 metros cuadrados que los dueños quieren reformar porque les falta, en la cocina de 50m2 espacio de almacenaje». Eso. No importa lo concienciados que estéis en casa, que practiquéis la regla de los cuatro regalos en navidad o que recicles y dones juguetes y ropa: los peques tienen muchísimos complementos (no como la Barbie, que tú creías que traía un montón de cosas y al final eran todo cartulinas, no juguetes de verdad y era una decepción mu grande). La tendencia además es a que todas esas cosas estén por tu casa, en el suelo, en el baño, en todas partes. Ríete de las plantas trepadoras, las piezas de Lego sí que conquistan cualquier superficie.

* Disfraces «fondo de armario». Ahora con la pandemia hay menos actividades en los coles, pero en condiciones normales entre navidad, carnaval y fiestas varias tu peque va a necesitar el baúl de la Piquer para guardar todo lo que necesita en outfits fiesteros. Tener fondo te salvará de noches cosiendo hasta las dos de la mañana o días buscando en Internet sitios donde te manden los disfraces en menos de 24 horas porque otra vez se te olvidó pedirlo con tiempo. Tengo una amiga a la que esto le ha pasado. Tengo muchas amigas, de hecho. Yo también soy «mi amiga». Seguramente tú también seas «mi amiga».

* Chocolate y un escondite para guardarlo y otro sitio, más grande, para comértelo en secreto, soledad, paz y amor. Y quien dice chocolate dice lo que sea, porque comer «gordismos deliciosos» con peques es muy complicado, a nada que das un bocado una voz pequeña llega a tus oídos: ¿qué estás comiendo, mamá? Y quiere que compartas, siempre quiere que compartas, y tú no quieres compartir, por su salud, claro.

una madre come chocolate a escondidas diciendo que lo hace para que sus peques no se lo coman, por ellos, no porque ella quiera comer chocolate, jejeje

* Internet, blogs, redes sociales, te da la vida. A mí me ha dado TANTAS cosas buenas que cuando me pongo a rememorarlo se me saltan las lagrimillas. Tú y yo estamos aquí gracias a esto, así que fíjate que bonitez.

* Amigas, pandi, tribu… llámalo como quieras, pero la maternidad tiene raticos de sentirte más solita que ná y tener a gente cerca que esté viviendo lo mismo que tú TE DA LA VIDA. La pandemia no ha ayudado mucho en esto, más bien nada, pero bueno, videollamadas, mensajitos, salir a pasear juntas, lo que sea, pero tener contacto, hablar, reír y llorar juntas es gloria emocional. ¡Vivan las amigas!

* Preservativos, porque el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. O tres. O cuatro en algunos casos. Yo dos. Y ya está.

* Humor: esto siempre, esto todo el rato, y más con los tiempos que corren. Reírnos una mijita, empezando por reírnos de nosotras mismas, es de los ejercicios más sanos que podemos hacer. ¡Espero que con este post te hayas echado unas risas!

Besicos, my friend.

Mamen

 

Un comentario

  1. Nos encanta este Kit,
    Estamos muy de acuerdo con la recomendación de Una cama grande… y buena.
    Consideramos que es muy importante ya que es la zona donde vamos a descansar , en los momentos estresantes del día.
    Para ello recomendamos usar unas fundas acorde al colchón y a la cama, suaves y calientes, que abriguen para este invierno.
    Un saludo.

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Mamen Jiménez - Psicóloga

Psicóloga (tengo mi consulta, doy talleres y charlas...), bimami (6 años y 2 años, ole), escribo y dibujo sobre psicología, pareja, maternidad... y lo que surja (o me dé tiempo). Me gustaría dormir más. ¡Bienvenida!

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