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En pareja: haced de lo ordinario algo extraordinario

Sabemos que hacer planes en pareja es positivo, pero a menudo el día a día, con su infinita lista de cosas por hacer, se merienda las ganas/energía para hacerlo (que levante la mano quien, llegadas las once de la noche, se sienta más cercana a una montaña de puré de patatas con tropezones que de un ser humano al uso).

Ilustración en la que aparece una pareja en un sofá, solo que la pareja no es humana, jejeje, son dos montañitas de puré de patata con tropezones de verdurita, se miran (tienen ojos) y se dan la mano con cara de cansados.


Planes… ¿para cuándo?

Sucede también que cuando pensamos en “planes en pareja” lo que imaginamos son salidas, cenas fuera, viajes… Y claro que lo son, y muy majos, PERO son planes que, en general, solo podemos realizar en determinados momentos (de la semana, del mes, del año…).

Si sumamos estas dos cosas (el atareado y agotador día a día + planes que requieren de determinadas condiciones/recursos) lo que tenemos es que en el día a día, la mayor parte del tiempo, no tenemos ratitos ricos para nosotros, por lo que dejamos a nuestra relación con hambre, mal alimentada. Pobretica.

“Bueno, pero por las noches nos sentamos a ver algo”. A ver, si ese “ver algo” es estar en el sofá con la tele de fondo, mirando cada uno/a su móvil, no sé, llámame mijitas, pero ahí estamos coexistiendo, no haciendo algo rico, ¿no crees?

“Eh, eh, que ver cosicas juntos sí que es un plan guay”, sí, claro, siempre y cuando sea lo que de verdad estemos haciendo, cuando sirva para comentar, para compartir la experiencia… Se entiende, ¿verdad? PD: llegar a un acuerdo sobre qué ver, ese milagro, une muchísimo.


No nos da la vida para querernos

Ains, amigüis, entiendo esa sensación, entiendo hasta esa certeza. Como hemos visto, en la cotidianidad no da tiempo para mucho, PERO eso no significa que no podamos hacer cosicas en pareja, cosicas ricas. Venga, que hasta ahora esto olía a bajona, pero ahora remonta.


Hagamos extraordinario lo ordinario

No, no todos los días podemos hacer cosas “outdoor” o planes canela fina, pero sí que podemos darle una vueltita a las cosas que sí hacemos cotidianamente para que, DE VEZ EN CUANDO, pasen de ser un trámite a ser algo rico. ¿Cómo? Con primor. Ejemplo:

  • Ordinario: Cenar. Todos los días cenamos. Un martes cualquiera cenamos. Los jueves cenamos.
  • Extraordinario: En lugar de cenar en piloto automático vamos a preparar algo que nos guste, lo cocinamos junticos/as mientras charlamos, nos ponemos música…


Pero…

Como ya llevo mucho tiempo trabajando con parejas te dejo, neutralizados, algunos de los “peros” que suelen aparecer. Adelantarse a ellos es importante porque son los que a menudo acaban provocando que no hagamos las cosas.

  • Pero es que no tenemos tiempo. Amigüi, esto no implica mucho más tiempo que la actividad “ordinaria” (al final tendrías que cocinar de todas maneras, ¿verdad?).
  • Pero es que no es tan guay. Recuerda que lo ideal es eso, ideal, no real. Si solo buscamos idealidades nos vamos a quedar sin hacer ná de ná, y eso sí que es caca.
  • Pero es que no tenemos pasta. Esto no implica necesariamente más gasto porque no pretendemos obtener una estrella Michelín. Esto va de hacer algo que os guste a ambas partes, sin más historias ni más gasto del habitual (salvo que sea lo que queréis y podéis, claro).
  • Pero es que tenemos peques: esto es jugar en modo experto, i know, pero no es imposible. Por ejemplo, primero cenan tus peques y luego, cuando se hayan dormido o estén destruyendo la casa haciendo algo, os ponéis a ello. Remember: “real y hecho” es mejor que “ideal sin hacer”.


Para que vaya rebién…

  • Concretamos. Si queremos que algo suceda hay que concretarlo, pactarlo. Dejad claro qué vais a hacer, cuándo, qué hace falta, de qué se encarga cada uno/a…
  • Nos implicamos: es fundamental. Si decimos que sí al plan pero hasta ahí nuestra participación, lo que le llega a nuestra pareja es que esto nos importa entre cero y nada. Eso y que no nos esforzamos en nuestra relación. Vamos, desamor total. Y entonces algo que estaba pensado para unirnos nos erosiona más (y digo más porque igual si esto pasa con este plan, pasa con otras cosas, ¿no?).

¿Qué te ha parecido? ¿Te animas a ponerlo en práctica? ¿Qué cosas cotidianas se te ocurren que puedan convertirse en extraordinarias? Ejemplo: una ducha (muajajaja)

De esto, y de mucho más para querernos bonito y sano en pareja, te hablo en mi libro Contigo: cómo tener una relación sana… sin mitos y con mimitos (Lunwerg, 2023).

También puedes leer más cosicas como esta en mi perfil de Instagram 🙂

Mamen

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* Esta soy yo *

Foto de Mamen Jiménez en su consulta, sonriendo, y con un vestido rojo

Psicóloga (tengo mi consulta, doy talleres y charlas...), bimami (10 años y 6 años, ole), escribo y dibujo sobre psicología, pareja, maternidad... y lo que surja (o me dé tiempo). Podría vivir a base de gazpacho.
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