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Siete años de Lapsicomami

¡Bueno, bueno, bueno! ¡Holaaaaaaa! Estaba toqueteando unas cositas en la web cuando he caído en la cuenta de que hoy, 7 de enero de 2022, hace exactamente siete años que este blog vio la luz. Siete años desde que el primer post cargado de ilusión -y de un montón de complejitos por mostrar mis dibujillos de entonces- fue publicado. Siete años. Te cagas. Y con morriña y sentimentalismo voy a repasar un poco «la movida» y todo lo chachi que me ha traído, para celebrarlo (contigo). Ole.

¿Es un post de autobombo? Pues mira, todo puede ser que huela a eso. Pero mejor este olor que el de unos pañales recién cagaos*, o peor, el olor que te comes cuando entras al baño después de que lo haya usado tu -ya no bebé- criatura. ¿Cómo es posible que esos cuerpos pequeños fabriquen tal cantidad de caca y con ese olor?

* Inciso escatológico (no como el resto, que estaba siendo finísimo): Mimaromo dijo una vez que cuando abres un paquete de jamón york huele igual que la caca de un lactante, y maldita sea oye, desde entonces cada vez que abro uno… Y nada, que te lo cuento para que te pase a ti también por compartirlo.

Retomo. Primer post. Siete años. Aquí te lo dejo, no sin cierta vergüenza y haciendo un ejercicio de arqueología bloguera. Ay, madre, ¡qué cosica me da verlo y leerme!

Me presento ante usted, querido lector

Vuelveeee, a casa vuelveeeeee

Hace tanto que no paso por aquí para escribir que me resulta hasta raro hacerlo. Pero es raro-bien. Es como volver a casa después de mucho: es casa, pero está (y estás) como rara, pero es casa. Pues eso. Esta es mi casa. Y la echaba de menos, la verdad.

Propósito para 2022: escribir aunque sea de vez en cuando en el blog, Maricarmen. 

A nada que mires los últimos posts verás que entre uno y otro hay semanas, meses de diferencia. Pero al principio no era así. Nonononono. Cuando empecé tenía tantas ganas, me lo pasaba tan bien, lo necesitaba tanto, que rara era la semana en la que no caían dos posts. Qué tiempos, my friend.

Sostengo a mi peque de unos cuantos meses en brazos, sonriendo
Fue ayer… y al mismo tiempo hace mil años. Así es el tiempo cuando eres madre, ¿verdad?

Érase una vez una recién parida con ganas de escribir

Cuando di a luz a Migrande y me estrené en el rol de madre -qué rol ése, ¿eh?- empecé a leer blogs. Bueno, más que leerlos lo que hacía era bebérmelos como vampiro hambriento y seco-por-dentro, con ansia y necesidad. Y es que en mi entorno más cercano  la maternidad no se trabajaba mucho (fui la primera de mis íntimos en tener peques) y yo estaba verde como Hulk recién bañao. Necesitaba información, pero no de libros técnicos infumables: necesitaba leer a otras mujeres que habían pasado -o que estaban pasando- por el pánico y la locura que es convertirse en madre mismo momento que yo. Y ahí estaban los blogs. Benditos blogs.

Trasteando, porque una es de natural curiosa y de querer saber las cosas, descubrí Madresfera. De la mezcla de mis ganas de escribir y hacer algo creativo (paradísimo en mis primeros meses de mami recién estrenada) y la ilusión de entrar en esa comunidad salió este blog (un año más tarde me llevé el premio al mejor blog de humor, cosa que me hace sentir orgullosa en plan loquísimo).

Bueno, en realidad el resultado final que hoy conoces es como es porque no tengo autocontrol ni sé parar y me vine muy arriba. Pedí para Papá Noel el dominio y el hosting y me hice el blog (en mis tiempos mozos tuve uno de chorradas a gogó y sabía más o menos cómo iba la cosa). Y ahí es donde entra esto que decía de que no sé parar. No quería usar una imagen de banco de imágenes para el blog, ni quería enmarronar a Mimaromo (que es ilustrador) para que me hiciera una (y que sí, que yo soy de «ya lo hago todo yo», jajajaja, a mis cuarenta ya no voy a disimular un carajo), así que le mangué pedí prestada la tableta gráfica al muchacho y me puse a hacer la cabecera.

Sucedió que me lo pasé tan bien que dije, bueno, hago una viñetilla de nada para un post y lo dejo. Y luego hice otra. Y luego otra. Y desde ese momento cada post iba con su dibujico correspondiente. Nota: si quieres ver lo que es la evolución por práctica, mira los primeros dibujos y luego los últimos, maemíademivida.

Y así nació Lapsicomami.

El mail chorprecha que me convirtió en «autora», y todo lo que vino después

Unos meses después me llegó un mail que lo cambió todo un poco. Era Javier, el director editorial de Lunwerg, que me hacía una pregunta: ¿has pensado alguna vez en escribir un libro? ¿Yo? ¿Un libro? Bueno, sería genial, le dije, cuando la realidad era que eso lo llevaba yo pensando desde tengo cinco años (o menos), pero no se lo dije porque no quería parecer una majara -al menos no así de entrada, ya tendría tiempo de conocerme y comprobarlo más tarde-.

«Amor con ojeras» se publicó en 2016. Y qué pasada todo lo que vino después. Luego nació Mipeque y la locura (de amor) nos invadió. Monté mi propia consulta en  solitario. Hice «50 sombras de mami» (Lunwerg, 2019) -que va por la segunda edición y sigue vivito, ¡gracias!-, empecé con más y más curro en la consulta, y más charlas y talleres, colaboraciones en medios… Y en 2020 vino la pandemia e hice lo que llevaba mucho tiempo queriendo hacer: esos artículos de psicología (pero con mi estilo) que escribía para otros sitios… se venían a Lapsicomami.

Lo que no deberíamos decirle a alguien con ansiedad o depresión

Durante el confinamiento le di cañita al blog (estoy especialmente orgullosa de esos posts, la verdad, y me sentó genial hacerlos) y a otra cosita, otro librito: Yo te lo explico (Oberon, 2021), que también va por su segunda edición y que me ha dado muchas, muchas, alegrías.

Larga vida al blog y a lo que surja, amiga

Todas esas cosas he estado haciendo (no sé cómo, la verdad). Así que cuando me pillo metiéndome caña porque no paso por aquí, me recuerdo la cantidad de cosas que hago fuera de aquí, además del detalle, el hecho, de que soy humana y tengo dos niños y necesito comer, dormir y esas cosas, y mira, la caña es menos. PERO.

PERO sigo estando, quiero seguir estando. Además tengo proyectos cocinándose en los que se me oye (y a lo mejor se me ve) que ESPERO que vean la luz en este 2022. Ojalá, porque no hay nada que me apetezca más.

Y mientras, como decía más arriba, voy a intentar organizarme para publicar de vez en cuando por aquí. Porque esta es mi casa, y se está bien en casa.

Gracias por seguir ahí después de siete años. Gracias por leerme aquí, por estar conmigo en Instagram y Twitter y por leer mis libritos y decirme cosas tan bonitas de ellos. Muchísimas gracias por los mensajes que me mandáis: NO PUEDEN HACERME MÁS FELIZ. Y gracias a Madresfera y a toda la comunidad de blogs, a la gente maravillosa que está detrás de ellos. En este post he repasado lo «laboral», pero este blog me ha regalado algo mucho más valioso: amigas, de las buenas. ¡Os quiero mucho, copón!

Y con esto ya te dejo, que tanto rato hablando de mí me ha dado necesidad de ducharme para eliminar cualquier rastro de egoblogger (concepto que creo que ya ni existe, por cierto, así de dinosauria soy ya en esto, oiga).

Besitos de madre celebrando un cumpleblog mu bonico.

 

4 respuestas

  1. Qué alegría volver a leerte. A ver si es verdad eso que dices y te pasas más por aquí.
    Los post que escribiste durante la cuarentena me ayudaron lo que no está escrito (y muchos más la verdad).
    Tengo 2 de tus 3 criaturas en papel y a ver si algún día se alinean los astros y puedo ir a alguna firma de libros (y comprar 50 sombras que es el que me falta).
    Enhorabuena por estos 7 años y que sean muchos más.

    1. Mira, Sandra, no sabes la ilusión que me hace, de verdad de la buena, leerte. Saber que lo que una hace sirve o ayuda o lo que sea a otras personas es lo más de lo más, y es lo que hace que el esfuercito que cuesta merezca la pena. Así que GRACIAS. Ojalá podamos encontrarnos un día de estos, claro que sí!

      PD: voy a intentarlo fuerte, y a ver si al menos un post de vez en cuando cae.

      Un abrazote!

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Foto de Mamen Jiménez en su consulta, sonriendo, y con un vestido rojo

Psicóloga (tengo mi consulta, doy talleres y charlas...), bimami (10 años y 6 años, ole), escribo y dibujo sobre psicología, pareja, maternidad... y lo que surja (o me dé tiempo). Podría vivir a base de gazpacho.
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