BLOG

Esto es un confinamiento, no un campamento de crecimiento y productividad

De la recomendación inicial que se hizo de estar ocupado a sentir que tenemos que hacer muchísimas cosas «enriquecedoras» durante este confinamiento hay un trecho. Y esa distancia supone la diferencia entre algo que nos ayuda a estar mejor estos días y algo que puede hacernos sentir peor. No, el confinamiento no es un campamento de productividad o un retiro de crecimiento personal. Así que dame la mano que vamos a pasar -un poco- de todo.

 

Sí, hay buenos motivos para «hacer»

Una de las recomendaciones que más se repitió en los inicios del confinamiento es que había que hacer cosas, actividades que nos resultasen agradables. Estoy segura de que en los hogares con niños más de una y de uno le contestó a la tele diciendo que sí, que ojalá. 

Y lo cierto es que sí, sienta bien hacer cosas, es una recomendación que tiene una base, un por qué y un sentido de cara a gestionar mejor esta situación, para pasarlo menos mal.

  • Cuando tenemos mucho tiempo libre por delante (y no me refiero a ocio, que es estupendo) y especialmente si estamos en una situación complicada como ahora, ¿qué hace la cabeza? Yes, darle vueltas a cosas. Y eso rara vez tiene buen final.
  • Tener actividades programadas, un horario, ayuda a que ordenemos el día, a que diferenciemos tramos y por tanto a que las horas no sean como esos granos cayendo a lo loco en el reloj de arena. A los humanos nos gusta tener cierto orden en la vida, aunque sea laxo y muy flexible en sus límites. Tener un contexto nos permite anticipar y eso da calma, que es bonita.
  • Refuerzos y cosas molonas: en un momento de tanta incertidumbre y miedo hacer cosas que nos gustan, que nos hacen sentir bien, es fundamental para que el estado de ánimo se mantenga a flote. Si en el día a día nos limitamos a cumplir con  las obligaciones, si no nos dedicamos ni un minuto, dejamos de recibir refuercitos, feedbacks molones. Y el mundo se hace mucho más cuesta arriba.

Pero de esa recomendación de hacer algo por nosotros pasamos al imperativo, al «aprovecha este tiempo para…». Y entonces eso que era para hacernos sentir bien empezó a hacernos sentir mal.

 

Pero no es fácil

Es genial dedicarse tiempo para uno mismo. De hecho más que genial es algo casi prescriptivo en general, y en estos días en particular. Pero claro, no podemos olvidar el contexto en el que estamos: hola pandemia, hola telecurro, hola hijos, hola hacer la compra y limpiar las cosas… Hola, no me da el día para más.

Y es que una cosa es que se dijera que hay que hacer cosicas en casa para no perder la cordura (sea ésta la que sea que nos quede, especialmente a los padres), y otra es que nos hayamos flipado tanto que necesitemos dos confinamientos, tres años sabáticos y una jubilación anticipada para poder acabar todo lo que «podríamos estar haciendo estos días».

Aunque a veces sí que sacamos el hueco, pero oye, ni con esas. ¿Has intentado hacer ejercicio estos días? ¿Se parece tu experiencia a esta gráfica? Jijiji

diagrama de quesito donde se indica el porcentaje que le dedicamos en realidad a hacer deporte en casa: el trozo más grande es a quitar los muebles del salón para poder hacerlo, y mirar whatsapp y redes sociales. El más pequeño, claro, hacer ejercicio.

Aprovecha este tiempo para crecer, decían

Mira, al ritmo que se están haciendo panes y bizcochos en los hogares españoles el único crecimiento que se va a producir es el de barriga y culamen. Y oye, viva la vida y viva la harina.

Está claro que el ser humano aprende con cada situación que experimenta, pero eso no significa que tengamos que convertir esto que, por si se nos olvida, es una pandemia, en un retiro new-new age para el crecimiento personal ni en un campamento de productividad. Porque entonces… ¡más presión, amiga!

Cuidao que hay a quien esta situación sí que le está suponiendo una fuente de reformulación vital, de creatividad, de productividad… y está teniendo tiempo para hacerlo. Pero también hay muchos para los que no. Y lo malo, y por eso escribo este texto, es que hay entre estos últimos quien considera que le pasa algo, quien no entiende por qué no está haciendo todo eso «extra» que «debería» hacer y que los demás hacen. Ains.

¿Te has preguntado algo así estos días?:

  • ¿Cómo es posible que yo no esté sintiendo ahí a tope el crecimiento y aprendizaje confinado sino que estoy hecha un boñigo emocional?
  • ¿Por qué no encuentro mi pasión creativa estos días?
  • ¿Cómo lo hacen los demás si a mí no me da la vida para más que lo justo y necesario estos días?
  • ¿Qué pasa si no me apetece un mojón hacer nada nuevo y solo necesito un poco de tiempo para mí?

La respuesta a estas preguntas es que eres humana y estás en medio de una pandemia, y que está muy bien que intentemos poner el foco en aspectos positivos, pero eso no hace que lo demás no esté. Y en este contexto ese «demás» se traduce en muchas horas al día (curro, casa, niños…), en un estrés de los de calidad suprema, en una incertidumbre king size y en una realidad que, por mucha suerte que hayas tenido y no te haya tocado nada malo, está ahí, escociendo a tope.

Objetivos razonables, disfrute abarcable

Lo cierto es que están siendo días complicados para según qué cosas. Concentrarse, por ejemplo (y esto es algo de lo que hablaré en otro post) es muy posible que te cueste la vida -cosa que es de lo más normal, ya te lo digo-, así que quizá, solo quizá, no es el momento de ponerse a leer por fin el Ulises de Joyce (quizá, y aquí me arriesgo al repudio de la intelectualidad, este libro en concreto a lo mejor no hace falta intentar leérselo nunca).

No, no es obligatorio leerse el Ulises, pero tampoco transformarte de pronto en Eva Nasarre + Jane Fonda + Patry Jordan, ni escribir la nueva obra cumbre de la lengua de Cervantes, ni convertirte en a nueva revelación del pan casero, ni en la reina de la creatividad educativa, pedagógica y mágica para tus hijos.

¿Que eres de esas personas a las que sí le ha dado la vida para esto y más y además sí que has crecido personalmente lo más grande? Ya lo decía antes, ¡ole tu pepe de oro! Es fantástico, ¡de verdad! Aquí lo que explico es que no podemos meternos, con la que está cayendo, presión extra también en esto, porque no queremos petar malamente, tra trá (esto hay que dejar de decirlo ya, ¿no?).

Es genial que te hayas propuesto hacer determinadas cosas, aprender algo, entrenar un poco o terminar alguna cosa, pero por favor, hay que hacerlo de un modo racional. De lo contrario algo que a priori sirve para hacernos sentir mejor, una tarea que nos aporta, que nos enriquece, acabará por convertirse en una cosa más en la lista de pendientes, un moscardón más sobrevolando nuestra cabeza, una frustración y un motivo de fustigue.

Resumiendo

Total, que si te has sentido frustrada porque querías hacer mucho más de lo que estás pudiendo hacer, si te has metido cañita (brava) porque hay quien sí hace y a ver por qué tú no has hecho, si ya estás hasta el pepe (Navarro) de tantísima iniciativa y motivación y actividad y todo y tú no puedes más, repite conmigo:

 

una chica responde "Lo siento pero no me apetece" a las voces que le llegan instándola a ser súper productiva durante el confinamiento

 

A Phoebe es que hay que amarla (por esto y por muchas otras cosas).

¿Tú caíste en la trampa del «hay que hacer»? ¿Te has agobiado pensando que deberías estar haciendo muchas más cosas… o bastante tienes con sobrevivir y esto no te ha preocupado ni un segundo? (ole) ¿Has hecho gimnasia en tu salón? ¿Te has puesto mallas para hacerlo? Queremos saber, amiga.

 

Un besote,

Mamen

 

9 comentarios

  1. Amén! También soy psicóloga y madre y completamente de acuerdo contigo. Que cada uno/a gestione su confinamiento en función de sus circunstancias y preferencias. Creo que muy a menudo se confunde una actitud positiva con frivolidad y mensajes poco elaborados y vacios emocionalmente. Un saludo

  2. Yo solo hago lo que me nace y lo que me hace sentir bien, mucho terraceo, bizcocheo, jaboneo y lo único que me hace sentir un poco agobiada es el teletrabajo, nos exprimen como a limones, pero no nos tenemos que meter más presión de la que ya nos meten con nuestro tiempo libre. Tengo mucho hobby casero pero con mesura, jejeje. Gracias por tu post, es importante no olvidarse de esto y no autofustigarnos, con la tacita sin hacer nada también estamos la mar de bien.

    ¡Besitooos!

  3. Ay Mamen, totalmente identificada. Yo estoy al 110 % algunos días y bajo cero otros, y en esos me queda la culpa de no leer, no hacer ejercicio, bizcocho, manualidades o aprender otro idioma además de teletrabajo, deberes, la casa y eso de respirar que tambien parece ser obligatorio. Gracias por tu post

  4. Pues estoy totalmente de acuerdo contigo. En mi caso empecé ahí a tope con lo de hacer ejercicio y blablabla(no, no soy la versión de estar por casa de Jane Fonda, no hago ejercicio jamás) la cosa no empezó mal, mi esposo mantecoso se sumó al carro y mis polluelos también asi que… Yuju!!!! Peeeeeeero, amiga, después de varios días la cosa iba decayendo, el curro me acaparaba muuucho tiempo y de repente ZAS! Bofetada de realidad llamando a Paloma!!!!. Se acabó el ejercicio y me dejó a su colega la culpa aquí. Así que, au que me ha costado, estoy en un proceso de despreocupación, es decir, que puedo hacer ejercicio, bien, que no, pues no pasa nada, que me apetece comerme una magdalena, me la como y no me siento culpable, que estoyconfinada con dos criaturas y un esposo mantecoso joder, me puedo permitir hacer o no, lo que me da la gana. Hay días que me hago cruces y me cuesta mucho que la culpa culpita no me invada pero luego llega «la psicomami» Con su post y entonces te sientes como Wonderwoman porque ves que tu realidad es una realidad. Gracias reina mora, eres lo más

  5. Bon dia! 🙂
    Me atrevo a dejar un comentario jeje No sé si he llegado al «querer hacer»… me parece que me he quedado en «por que no haces esto?» de peques y marido! Pfff! Que parece que no hay nadie más con manos en ésta casa o qué!!
    En realidad no he aprendido nada nuevo, però puedo decir que he podido continuar haciendo pequeñas incursiones en mis hobbies como «antes».
    Lo que me molesta es el teletrabajo, bueno no el teletrabajo en si, sino las riñas que pego a los peques porque no puedo estar con ellos e impedir alguna situación. No se lo merecen y luego me siento mal por ello. Si teletrabajo no puedo cuidar y vigilarlos, si los cuido y vigilo no puedo teletrabajar… Aix…
    Gracias por tus artículos!! 🙂

  6. Yo comencé con ganas de ser psicopedagoga con mis hijos, deportista de élite y cocinera experta y me quedé en mamá a la fuga, levantamiento de hijos cuando se desborda el asunto y experta en comida rápida y patatas fritas…no te digo más….si, efectivamente en algún momento me sentía mal porque quería dar mucho más…y hasta ahora estoy viendo que lo que ofrezco a mis hijos y lo que hago está todo perfecto y bastante para la situación que estamos viviendo.!!! Eso sí, unos kilos me llevo seguro, pero que me quiten los bailao…si no es ahora cuando me como los helados de chocolate!!!! Y encima ya no me volveré runner porque con esos horarios que ha puesto el gobierno, yo no estoy por la labor la verdad!

  7. A mí los días se me pasan volaos. No me pesan las horas, me pesa el culo cada día 100 gramos más. Yo soy muy de productividad en la vida en general. Pero ahora NO ME APETECE. A ratos me ha costado, a ratos me ha fastidiado no poder hacer (pero es tarita de antes) y luego he tenido mucha apatía yo creo que ha sido un mecanismo para parar. Y tan “feliz” que ando (bueno ando poco, claro). Por cierto, empecé a hacer ejercicio en casa A.P. Continué un poco pero en Semana Santa… me cogí vacaciones y hasta hoy. Desastre total ahí porque me estoy comiendo lo mío y lo de mi prima.
    Besos y gracias por el post.

  8. Comparto esta idea contigo. Nos vienen diciendo mucho qué debemos hacer en esta cuarentena, pero muchas veces ni los mismos que lo sugieren lo están aplicando.
    Al principio queria ser una supermamá: estar al día con el colegio, con las actividades de la casa… en fin. Ya en las horas de hacer tareas muchas veces los tengo viendo Mickey Mouse porque no me da la vida. Si pudiera darle clases en casa pues no lo apuntaría en el colegio. (una pequeña broma).
    Hay que dejar un poco la culpa de lado. Estamos es una situación que no nos esperábamos, así que hay que fluir con la vida.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

ENTRADAS RELACIONADAS

* Esta soy yo *

Mamen Jiménez - Psicóloga

Psicóloga (tengo mi consulta, doy talleres y charlas...), bimami (6 años y 2 años, ole), escribo y dibujo sobre psicología, pareja, maternidad... y lo que surja (o me dé tiempo). Me gustaría dormir más. ¡Bienvenida!

* Buscar *

Buscar

¿Quieres que hable de algún tema concreto en el blog?

* Categorías *

* CON HONOR *