BLOG

De tapas de tuppers y calcetines que se pierden

Todos sabemos que las madres tenemos un superpoder* para encontrar las cosas en casa. Si algo se pierde nosotras sabemos dónde está, y si no lo sabemos tardamos exactamente tres segundos en encontrarlo. Sin embargo ese poder tiene un límite, un tope: tápers (en verdad quiero decir tuppers, me lo vais a permitir) y calcetines son la barrera infranqueable, el escudo de adamantium, la kriptonita que neutraliza y anula el basto poder que encierra la frase «Si voy yo, lo encuentro». No, no lo vas a encontrar, amiga: la pareja de ese calcetín se ha ido, y se ha llevado consigo la tapa del tupper que estabas buscando. Hablemos de estos misterios. Busquemos soluciones. Riámonos por el camino.

* Poder = como lo he guardado yo, sé dónde está. Poder = como he recogido yo, he visto dónde lo has puesto. Pues eso. 

Tuppers y tapas: el puzzle de dos piezas más difícil del mundo

A priori parece cosa sencilla, pero guardar la comida en un tupper a la primera no siempre es fácil.

Tú has hecho tu cremita de calabaza con amor y primor (y con unas ganas de que llegue ya otoño que no se pueden aguantar), y te dispones a guardar lo que ha sobrado. Sí, ha sobrado, porque tú cocinas como si en tu casa vivieran todos los miembros de la «Tribu de los Brady» y «Falcon Crest» juntos. Nota: acabo de notar el peso de los años sobre mí al pensar en esta serie… Aunque cuando la ponían yo estaba en la escuela infantil… Ah, ¡qué joven soy!

Y con esa sencilla intención, guardar comida en la nevera, da comienzo el descenso a los infiernos plásticos:

  1. Viertes la crema del amor en el tupper (Psicotruquiconcinillas: yo le añado, mientras sofrío brevemente la cebolla,  media cucharadita de curry, y mira, gloria palatil suprema, te lo recomiendo total).
  2. La última gota cae fuera (o la primera, o varias), con el coraje que da eso. A veces la gota viene porque no has sacado el cucharón de la olla -porque aunque ya te ha pasado otras veces, ahí que lo dejas otra vez, por si no pasa o algo- y éste, al inclinar la olla, se te escapa de los dedos con los que lo sujetabas y… crema por todas partes.
  3. El tupper no es del tamaño adecuado. Admiro profundamente a la gente que tiene «inteligencia espacial cocina edition» y es capaz de elegir el tupper justo para la cantidad de comida que hay que guardar. No es mi caso: yo padezco de malcalculitis tupperil aguda y siempre, siempre, siempre, cojo uno mucho más grande de lo necesario. Las veces que, sabedora de mi tendencia a la sobreestimación de las cantidades, he cogido un tupper de menor tamaño, me he pasado al polo contrario y me he quedado corta. Mal, Maricarmen. Mal.
  4. La fiesta de la tapa. Aquí es donde viene el verdadero drama, donde todo mal, donde… caca. Te vas a donde tienes las tapas de los tuppers (me encanta decir tapas de tuppes, by the way, y ya “Las tapas de los tuppers están en el petate” me enamora). Coges el que crees que es. Lo pones. No es. Lo vas a guardar, pero te das cuenta de que se ha manchado con la puñet*** gota de crema que se te salió antes. Caca. Coges otra tapa. Parece que sí. Lo metes en la nevera y, ¡flop!, salta la tapa. No era esa. Miras la marca y claro, es de Tupperware y la base de Bosque verde. Buscas SU TAPA. No está. No existe. ¿Cómo es posible? Como cantaba Nek, la tapa no está, la tapa se fue, la tapa se escapa de tu vida, y tú que si estás, te preguntas «A ver, ¿dónde guardo yo ahora la comidaaaa?»… (Ya tienes canción para todo el día. Lo siento. No me odies.)
    1. Esto pasa, y lo sabes, porque os habéis quedado con los tuppers de los abuelos, que sí que se dejan los dineros y compran tuppers de marca chupi, y por mucho que quieras no se llevan bien con los baratunos. Opino.
  5. Finales posibles:
    1. Le pones la tapa de la otra marca y a la mierda, no es hermético, pero más o menos encaja y ya está. Ahora bien, te digo que quedarse con el que más o menos entra ni le valió al príncipe de Cenicienta, ni te vale a ti: ten cuidadito y pon el tupper derechito en la nevera, que la tapa no cierra bien… Spoiler: se te olvida que le has puesto una tapa que NO ES y cuando, al día siguiente vas a cogerlo para calentar la crema para la cena, lo trincas de la tapa y a la mierda la crema.
    2. Buscas y buscas SU TAPA y no la encuentras, pero oye, ¡mira dónde estaba el pelador que llevabas buscando un mes! Al final optas por taparlo con un plato o film del infierno trasparente lo odio, que, por el motivo que sea, no se adhiere al tupper y queda como si le hubieras puesto un chubasquero, ofreciendo una garantía de hermetismo tendente a cero. Al tupper no, pero a sí mismo sí que se pega el plastiquito. Nota: una amiga japonesa nos dijo que alucinaba en España con esto, porque allí el film no se pega. ¿Cómo te quedas? Lo queremos aquí, y lo queremos ya. Injusticia internacional.

Calcetines

El misterio más grande de los hogares. La pérdida de esperanza total. La sinrazón amarga. Los calcetines y la lavadora.

Es que es muy difícil y muy frustrante. Llega un día en que tienes más calcetines sueltos que en pareja, y no pocos, además, porque ante la progresiva pérdida que se va produciendo, una va comprando más, y perdiendo, y comprando…

Y cuando tienes niños la cosa se vuelve muy loca en lo que a calcetines respecta. Muy loca.

Tendedero con calcetines antes de ser padres y después de ser padres, lleno de calcetines diminutos y desparejados

Entonces te armas de valor y decides tomar las riendas calcetiniles y poner orden, por fin, en este desaguisado. Sacas todos los calcetines que tienes sueltos y limpios y los pones sobre la cama. Te llevas las manos a la cabeza. Te mentalizas, te pones una lista de música animada y vas a por ello. Seis segundos después has terminado: solo hay dos que sean pareja. Los otros trescientos SON DIFERENTES. Odias a la vida.

Se inicia entonces el protocolo 2: voy a lavar toda la maldita ropa y así aparecerán todos. El plan no tiene fisuras, desde luego.

Y pones una, y otra, y otra…

Y entonces llega el día en el que toda la ropa que hay en casa está limpia, no queda nada en el cesto. Suspiras de emoción y saboreas el momento, consciente de que durará lo que tarden en llegar tus retoños del cole, o menos.

Pero el fondo del cesto de la ropa sucia es la la puerta a Narnia, o un vórtice espacio-temporal, porque a pesar de que todos los calcetines que hay en tu hogar están limpios, sobre tu cama yacen quince o veinte sueltos, quince o veinte de su padre y de su madre, quince o veinte calcetines de mierda sin pareja.

Truquis y aceptación

Para lo de los tápers no tengo respuestas, amiga. De hecho se aceptan consejos para tenerlos ordenados y que no ocupen mucho sitio ni se pierdan las dichosas tapas de los tuppers. Te lo agradeceré infinito.

Truco de los veinte duros para el tema de los calcetines: compra todos los calcetines iguales, amiga. Aunque, ojocuidao, no compres TODOS los calcetines, de TODOS los habitantes de la casa, del mismo color, porque entonces vas a acabar con un calcetín del número 45 en el pie derecho -teniendo tú un 38- y uno del 31 -que no entra, claro- en el izquierdo. La clave es tener varios pares iguales tú contigo misma, pero diferentes a los pares de tu chati y tus churumbeles.

También hay quien lava los calcetines en una especie de bolsitas de rejilla, sorteando así el portal dimensional que hay dentro de la lavadora y que los transporta a Omicron Persei 8. Bien. Es guay. El problema es que a veces los calcetines se pierden ANTES de llegar a la lavadora. Fisura en el plan.

Durante toda mi vida la sola idea de llevar calcetines de distinto diseño hacía que me cayera sudor frío por la espalda. Tal es el nivel que tengo una amiga que siempre ha llevado los calcetines desparejados, cosa que me ponía de los nervios y me llevaba a querer quitarle los zapatos y ponerle dos calcetines IGUALES.

Pero mi necesidad de equilibrio en los pinreles terminó con mi maternidad, las lavadoras locas y el cesto de la ropa sucia infinito: cuando solo hay dos calcetines limpios, Mari, te pones lo que haga falta, y a tomar por saco las manías.

♥ La maternidad siempre haciéndonos mejores y más flexibles, hasta con las locuras ropísticas.


⇒ Y tú, ¿puedes llevar calcetines que sean de diferente modelo al mismo tiempo? ¿Hiperventilas? ¿Cómo haces para que no se pierdan los calcetines? ¿Cuántos calcetines sueltos habrá en tu casa ahora mismo? ¿Dónde habrán ido los otros?⇐


Besitos de madre que ha abrazado el caos.

 

8 comentarios

  1. Jajaja! Yo no puedo ni que sean diferentes, ni que este del reves y el otro bien, he hecho a mis hijos descalzarse para ponerselos bien, porque verlos me provocan tics en el ojo…

    1. Ay, lo de que estén del revés me eriza el alma también jajajajaja Aunque te diré que ha habido días de crisis de lavadora que los he llevado diferentes (y no me he muerto, cosa que pensé que sucedería, jajajaja).

  2. Jeje, yo si los llevo moderadamente desiguales si se da el caso (ej: patata solo en uno del par, y ambos desparejadoa son de rayas, o del mismo color pero diferente dibujo…y hago una nueva pareja!). Pero me pone negra que queden calcetinea desparejados. Seguro que luego andas todos de parranda en la realidad paralela, muertos de risa!

    1. jajajaja Haciendo la conga, ¡seguro! En Instagram una chica decía que en un piso que alquiló se encontraron un jersey que no era de nadie, y que llegaron a la conclusión de que se había «fabricado» con todos los calcetines perdidos de la familia anterior jajajaja, ¡me parto!

  3. Para lo del tupper mi «truco» está en buscar primero el tuper y la tapa ANTES de echar la comida 😉 además de no tener un millón de tupers, sino pocos y bien avenidos, es decir, varios iguales que puedan compartir tapa sin problemas.
    Para lo de los calcetines no hay truco…cada x tiempo hay que vaciar el cajón de los calcetines y hacer limpieza 🙁 Ah! yo tampoco puedo eso de ponerse los calcetines desparejados, mi maridín es un horrr emparejando calcetines, al menos a fuerza de oirme, mis hijos han heredado mi manía y no sólo no se ponen calcetines desparejados, sino q regañan al padre, pobre! cuando le pillan con un calcetín negro y otro azul marino muy oscuro 😀

  4. Realmente es un misterio lo de los tupper sin tapa y tapas sin tupper….y ni que decir de las medias!!! Tengo 3 niños… así que somos cinco…. así que imaginaras la cantidad de medias disparejas…. yo creo que hay un duende de las medias y otro de las tapas… no encuentro otra explicación…. y claro la otra dimensión….

  5. Los chinos genios inventaron unas tapas de plastico blando que se adaptan a cualquier base, recien los compro asi que no se si estos tambien se pierden. En cuanto a los calcetines no tengo solucion, por suerte ahora los chicos usan calcetines diferentes ya que es mas inclusivo, porq apartar un calcetin por estar solo ??? estriamos discriminando

  6. Mi solución (no infalible) para no perder las tapas de los tuppers es poner las tapaderas de los redondos, en vertical, dentro de un molde redondo (el molde del bizcocho, por ejemplo) y luego amontono todos los recipientes redondos (del más grande en la base al más pequeño «on top»). Para los cuadrados o rectangulares lo mismo. Así al menos no mezclo rectangulares con redondos y resulta más fácil y y queda (más o menos) ordenado por tamaños.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

ENTRADAS RELACIONADAS

* Esta soy yo *

Mamen Jiménez - Psicóloga

Psicóloga (tengo mi consulta, doy talleres y charlas...), bimami (6 años y 2 años, ole), escribo y dibujo sobre psicología, pareja, maternidad... y lo que surja (o me dé tiempo). Me gustaría dormir más. ¡Bienvenida!

* Buscar *

Buscar

¿Quieres que hable de algún tema concreto en el blog?

* Categorías *

* CON HONOR *