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¿Has perdido un poco de memoria? ¿Te notas despistada?

El cerebro es la monda lironda y hace cosas como recordar datos irrelevantes totales pero ser incapaz de guardar fechas que no deberías olvidar, datos históricos (que está bien saber, por cultura general y eso), recuerdos de tu vida o qué era eso tan importante que no se te podía olvidar comprar en el súper. Si a esto le sumas una pandemia, un confinamiento y todo lo que estamos viviendo, pues no es de extrañar que no recuerdes ni cómo te llamas. ¿Tu memoria está en horas bajas o ha hecho directamente un ERTE mental? 

dos cerebros hablando, y uno de ellos es incapaz de recordar qué comió ayer, pero luego alguien menciona el nombre de Laura y repasa mentalmente la letra de la canción de Nek, que se la sabe entera. La memoria, que es una cachonda.

Esto me pasa. Es cierto que en general tengo buena memoria. Pero también es cierto que tengo una capacidad absurda para recordar cosas intrascendentes a tope (canciones, datos random, diálogos de películas…), y que hay otras que sería guay que recordara y no, ahí no están. Me sé, por ejemplo, los diálogos de Friends o Wayne’s World, las letras de todas las canciones del CD (ojo) Generation Next (el de Pepsi) y cositas así de útiles.

En estos meses muchas de las personas que venían a la consulta me comentaban que notaban que su memoria estaba regulinchi, que andaban despistados. Y no, no era esto que contaba antes de la «memoria selectiva de datos para el quesito rosa del Trivial», sino que de verdad se daban cuenta de que olvidaban con facilidad, que no recordaban cosas que les habían dicho o tareas pendientes.

¿Te ha pasado?

Tengo la memoria regulera

A la memoria hay muchas cositas que le pueden afectar: el cansancio (mucho), el estrés -sostenido en el tiempo-, una depresión, la saturación… Y la pandemia ha sido, para muchos, un cóctel de todas estas cosas.

Aquí va una explicación rápida, limitadita, parcial y baratuna de la memoria, pero para que me entiendas (la he vendido fatal): mi cerebro recibe información todo el rato de cosas (lo que entra por los ojos, orejas, piel, información interna, etc.), y claro, no todo lo procesa de la misma forma porque mira, es mucha información. Cuando fijamos nuestra atención en algo, el cerebro le hace casito, eso es mandanga de la buena. Entonces despeja el tráfico de la autovía informativa -que venía fina, porque ahí siempre es hora punta- y le hace un pasillo VIP a eso sobre lo que hemos fijado la atención, un caminito dirección al almacenamiento.

(Ojito: esto es una explicación muuuuuuy roñosi, solo para dar una pincelada así por encima. Compañeros de la salud mental y del cerebro: se aceptan críticas y mejoras).

La cuestión es que si no prestamos atención la información va directa y rápidamente a la papelera de reciclaje. Para que eso pase a la memoria a largo plazo, que es el trastero molón donde guardamos, con primor -aunque lo parezca-, las cosas en nuestro cerebro, tienen que darse una serie de condiciones. También tienen que «no darse» otras condiciones que interrumpen o complican el proceso, como son el estrés, el cansancio o el multitasking –que de guay no tiene nada y menos de superpoder-.

¿No te ha pasado que en épocas en las que estás regu de pronto te vas dando golpes tontos con todas las cosas? Pues eso es porque tu atención no está, tu atención se fue, como Laura. La atención, qué tía.

Total, que si estamos cansados, con un millón de cosas por hacer, con la «esquizofrenia» de los padres y madres que trabajan y que crían y que tienen que hacerlo al MISMO TIEMPO -ojo cuidao- cambiando de actividad cada dos segundos, pues es que a ahí no estamos sosteniendo nuestra atención en nada porque es imposible, ni nos concentramos ni nada.

Los padres y madres estamos haciendo malabares, en un circo de tres pistas, con 22 pelotas en llamas. Espectáculo.

Os abrazo a todos, compañeros.

La cuestión es que es normal (tiene sentido) que si estás a mil cosas, si no descansas bien o lo suficiente, si andas con niveles de estrés majos desde hace meses, pues notes despistes.

¿Y qué podemos hacer? Pues si es por esto, por saturación, estrés, cansancio… lo que viene bien es, -oh, cero sopresa- cuidarse e intentar minimizar, en la medida de lo posible, esos factores que están jorobándonos. Pero claro, eso no siempre se pued… Bueno, ahora lo explico en el siguiente punto. En cualquier caso, como siempre te digo, si consideras que te pasa algo, si andas preocupada, acude a un profesional, porfi.

chica habla por teléfono en su despacho mientras mira el portátil, ocupada ella
Esto es tres segundos antes de que tu hijo aparezca por detrás, mientras haces la videoconferencia, sin pantalones y con un paraguas y otro objeto contundente en las manos.

Qué podemos hacer por nuestra memoria

En realidad la cuestión más bien es, como decía antes, qué podemos hacer por nosotros. Aquí van algunas cositas:

1. Que no haya una pandemia mundial

Tan sencillo, ¿eh? Pues eso, que no hubiera una pandemia en la que conciliar haya pasado de ser las doce pruebas de Astérix a ser la NADA devorando nuestro universo sería de mucha ayuda. El problemilla, nada, un detalle, es que no podemos acabar con la pandemia (PERO SÍ SER CUIDADOSOS Y LLEVAR MASCARILLA, POR FAVOR). Pero bueno, lo pongo como primer punto porque es un poco-mucho importante.

En los medios -y en el mundo de los arco iris y los unicornios mentales en formato de motivación e influencerismo opinador- se tiende a vender la moto del «tú puedes». Y eso es caca. Es caca porque ese «tú puedes» implica que si estás mal es tu responsabilidad estar bien. Esa idea circunscribe a tu persona, a ti solita/o la responsabilidad (y opciones) de cambio, cosa que, además de ser entre cero y nada realista, es dañina a más no poder.

Somos seres que no vivimos en el vacío, que interactuamos, estamos inmersos en una sociedad, con una cultura, en una familia con sus cosicas… Y en esa realidad en la que vivimos pasan cosas, y hay cosas que SÍ O SÍ SON UNA MIERDA QUE TE DEJAN CATACROQUER. De verdad, aceptemos de una vez que el malestar existe y dejemos de intentar que todo en esta vida sea happycuquimoni, que nos achicharramos vivos. Es decir, hay situaciones en la vida en las que estar mal, dormir peor o sentir angustia es lo normal, lo esperable, lo lógico. Esto no significa que haya que abandonarse. Al contrario: precisamente porque hay momentos jodidos tenemos que cuidarnos, para que ese maletar/dolor no nos meriende del todo y se nos complique.

2. Cuídate, lo que puedas

Dicho esto, que es así como lo más importante de base, vamos con algunas cositas que sí o sí sientan bien en general, y cuando estamos saturadillos en particular. Ten en cuenta que son muy básicos, para situaciones «ligeras». Si estás mal esto es como tomarse una aspirina cuando lo que necesitas es antibiótico, así que si es tu caso, porfa, acude a un profesional (psicólogos colegiados, con su título, su formación y sus cositas, que es bonito que te ayuden profesionales cualificados).

  1. Dedícate tiempo (Por esto empecé diciendo lo de la pandemia. Siempre, siempre, defenderé que nos dediquemos mínimo 20 minutos de autocuidado al día, pero lo cierto es que en situaciones como el confinamiento esto no siempre ha sido posible para muchos. ¿Es importante? Mucho. ¿Merece la pena hacer el esfuerzo? MUCHO). Tiempo para ver una serie, para darte una ducha, para hablar con una amiga, para construir un cohete con palillos de dientes -porque es tu hobby que te da la vida- o lo que sea que te mole y te relaje.
  2. Hablando de relajarse… Las relajaciones pueden estar bien. Hay muchos tipos (respiración, muscular progresiva…), la cosa es encontrar una con la que te relajes de verdad. Y si lo que te relaja es ver vídeos de peña decorando cupcakes, a tope con eso. La relajación ayuda a bajar una mijita la activación fisiológica (el acelerón) que llevamos. En Youtube y en Spotify hay muchas, por si quieres probar. Eso sí, que no te vendan chorradas «extra», que tú lo que vas es a relajarte, no a adentrarte en el «New-new age» -para empezar no tenemos dinero para irnos a una casa minimalista pero diseñada por arquitectos e interioristas chupiguays, ni podemos ir siempre vestidas de blanco, con niños eso es loco-.
  3. Descansa bien. Esto es bueno para todo -y una obviedad, claro-. Si puedes, hazlo, de verdad que tu cerebro y tu ánimo lo agradecerán. Bien significa una cantidad de horas razonable, y a poder ser de calidad (si tienes niños que te despierten pues esto no es factible, pero haz lo que puedas de todas formas).
  4. Ejercicio: ES GLORIA. Sienta bien al cuerpo y también a la cabeza. Hay que hacerlo -lo que cada una pueda, lo que a cada una le guste-, por prescripción facultativa mameniana.

 

chica escribe en su bullet journal
Que el café de esa taza va a acabar en esas sábanas blancas lo sabemos tú y yo de sobra, que somos madres. Eso no quita que la foto no tenga su sentido, porque apuntar las cosas es bien. Ahora te cuento.

3. Tips para la memoria (ahí van)

  • Anota las cosas en papel, a poder ser en una agenda*. Pensar es una cosa que se hace muy rapidito, y con la misma velocidad que viene una idea, se va. Pero si nos sentamos a escribirlo, ahí procesamos ya más de una vez, y por lo tanto se guardará mejor. (*Uy, escucha, he dado con dos sistemas de agendismo que me han cambiado la vida y estoy tan contenta que quiero compartirlo con el mundo. Pero vamos, hasta el punto de que he pensado hacer vídeos de Youtube y todo -tengo una enfermedad, «yonkismo papeleril» se llama, también te lo digo-.) Te dejo un planificador semanal imprimible que hice, que no es que sea muy útil, ahora lo sé, pero lo hice en su momento con amor. 
  • Fija -si puedes- tu atención en una sola cosa. -Inciso: Jajaja, esto siendo madre o padre es más complicado que hacerte un pentatlón-. Si estás a mil cosas acuérdate de lo de la autovía que te decía antes: es información que viene y va sobre la que no estamos fijando la atención y por tanto no está siendo registrada. Puede que sí que escuches que te están diciendo que hay que hacer tal cosa, pero como estás a otras tantas pues se traspapela el tema y el cerebro no lo guarda. Párate un segundo, escucha, atiende a una cosa cada vez, porque así además de enterarte rendirás más (a pesar de que parezca que te llevará más tiempo). Pero vamos, que esto no va de productividad –hasta el gorro de tener que ser productivos todo el rato-, sino de memoria.
  • Repite en voz alta dos o tres veces eso que quieres recordar. Puede que te sientas un poco loquiandtheloquer, pero ayuda.
  • Haz pausas (de unos 5 o 10 minutos) entre tareas, o cada X tiempo. Airéate una mijita, que se nos recalienta el melón con tanta cosa y funciona peor. Esas pausas ayudarán a enfriar el circuito, para que me entiendas, para que entre aire fresquito, y ayudará a que nos concentremos más en el siguiente tramo de actividad.
  • Utiliza truquis memorísticos: por ejemplo, mete eso que quieres recordar en tu canción favorita, con musiquilla las cosas se quedan. El ejemplo evidente es que te sabes la letra de todas las canciones de los anuncios desde 1980 hasta que empezaste con Netflix y dejaste de ver la tele «normal» (ESTO: «Tenemos chica nueva en la oficinaaaa, se llama Farala y es diviiiiinaaaa». Y eso es todo lo que tengo que decir, señor juez.)
  • Externalizando funciones: los móviles son el mal para muchas cosas, pero oye, si hay que externalizar memoria, se hace, que para eso lo llevas todo el día contigo. Apunta las cosas ahí… y luego miras las notas, claro, shoshete. También puedes ponerte alarmas que, aunque las odiemos visceralmente, tienen su utilidad.

Bueno, hay más cosas, miles de ellas, pero no quiero enrollarme más, que al final siempre me salen posts muuuy largos. ¿Te parecen muy largos? El espíritu de síntesis me es esquivo.

Remember:

Si en estos meses tu memoria ha mermado como tu cuenta bancaria cuando estás de vacaciones, puede que sea porque estamos en un momento complicadísimo. Es normal que la cabeza ande regu. Tranquila, amiga, de verdad. Peeeeero si te preocupa de verdad tu memoria, al especialista, que es lo que hay que hacer.

No están siendo tiempos fáciles, estamos cansados, tenemos muchas dudas sobre cómo va a ir todo… Así que, ánimo, amigos.

Espero que te haya resultado interesante, que te haya servido y que pase a tu memoria a largo plazo, jajaja.

Mamen

5 respuestas

  1. Son muchas las personas que tienen pérdidas de memoria de manera habitual, por eso es necesario que pongan remedios para evitarlo. Por suerte, existen remedios ideales, como pastillas naturales que te ayudan a tener una mejor concentración y que la pérdida de memoria disminuya. Es ideal poder contar con este tipo de remedios naturales.

  2. Si, yo he llegado a estar realmente preocupada por los lapsus que tengo de memoria. Creo que en mi caso está relacionado con la falta de habitos, o mejor dicho: los habitos que es imposible seguir con esta maldita pandemia y con un bebé que no te deja dormir! Lo de repetir en voz alta lo que no quiero olvidar es mi mantra!

  3. Maravilloso 😊 yo soy un desastre con patas en cuanto a memoria se refiere… Llevando a extremos muy heavy lo de acordarme de cosas aleatoriamente… 😅 La información está por ahí… Pero no siempre sale. Y yo tengo claro lo de externalizar y me alegro de que me confirmes que es bien, porque lo digo mucho, que para que voy a malgastar espacio en disco cerebral pudiendo usar el externo 🤣

    Llevo tiempo trasteando con apps de tareas, y sobre todo me mola mil las que se conectan (que son muchas) a los dispositivos de voz. Porque así se lo digo a mi secretaria y me lo apunta a la lista 🤣 por ejemplo any do y hace poco me he pasado a Asana.

  4. Jajajaaaaa es que tal cual!! Yo he llegado a olvidar hasta mi propio cumpleaños. Qué bien explicas todo (y qué risas siempre leyéndote).

    Hace poco me dijo por Twitter una neuropediatra muy maja que la falta de sueño “seguido” también afecta mucho a la memoria. Porque no es lo mismo dormir 8 horas seguidas que a trompicones. En una de las fases del sueño es en la que se fijan los recuerdos, y si nos la saltamos, es como escribirlos a lápiz y no a boli. ¡No se retiene la info!

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Psicóloga (tengo mi consulta, doy talleres y charlas...), bimami (10 años y 6 años, ole), escribo y dibujo sobre psicología, pareja, maternidad... y lo que surja (o me dé tiempo). Podría vivir a base de gazpacho.
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