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Supervivencia vacacional para padres

«¡Qué bien, de vacaciones!», decías. «Este año descanso», decías. Eso no ha pasado… ¡ni pasará! Lo sabes tú y lo sé yo (aunque ole por ti, respeto mucho el optimismo).
Las vacaciones con retoños se parecen a tus vacaciones pre-paternidad como un huevo a una castaña. O mejor dicho, como un mojito a unos manguitos.
No vengo yo a quejarme, que conste, porque tengo que decir que este verano me lo estoy pasando especialmente pirata con el peque, peeeeeeeeero… Pero lo cierto es que es mejor ir preparado. Aquí os dejo una listica de algunos imprescindibles para la supervivencia estival cuando eres madre/padre (vamos, para mantener la cordura y la salud mental, jojojo):
  • Comida lista a cualquier hora del día: ¿qué carajo sucede en los estómagos pequeños durante las vacaciones que les entra hambre «randommente»? No importa que tu retoño siempre, siempre, comiera a las 13:30, ahora lo mismo te viene llorando de hambre a las 12, que no quiere comer nada hasta las 16:00. Festival del humor en la cocina. ¡Viva el tupper y la flexibilidad mental y estomacal!
  • Protección solar factor dos millones (como decía Sarah Connor en «Terminator 2»). Nadie sabe por qué, pero la cosa es que los peques odian la sombra. Ya puedes estar siete horas colocando la sombrilla en posición óptima para que os proteja mucho rato, ya puedes haberte peleado a muerte con otra familia por la última sombrilla con tumbonas del chiringuito… Eso da igual, porque según sueltes a tu hijo en la arena o en el césped él se desplazará los centímetros necesarios para quedar completamente al sol. Y así todo el rato. Siempre fuera del límite. Déjate de bronceadores ni protectores flojitos, ponte la misma crema que tu retoño si no quieres que a partir de septiembre en el trabajo te llamen «churrasco», que eso tiene poco glamour.
  • Juguetes indestructibles. No es el parque. No es la guardería. La prueba más dura para los juguetes dura tres meses y se llama «vacaciones de verano»: enterramientos en arena, rescates en el agua, excavaciones en tierra, cloro, salitre, experimentos con cremas… Me recuerdan (spoiler mini mini) a los pobres juguetes de «Toy Story 3» en la clase de los pequeños, qué lastimica. Pero lo siento, los necesitamos.
  • Recetas que incluyan arena entre sus ingredientes. Yo no sé qué clase de invento es la arena que por mucho que te enjuagues, por mucho que barras, por mucho que hagas exorcismos con la aspiradora, ella sigue ahí, hasta en tu boca. Si la arena de parque te parecía un coñazo, la de playa, que encima va combinada con protector solar y agüita, es la muerte hecha partícula. Por eso mismo es mejor preparar cosas como almejas: ya llevan arena de serie y nadie protestará. Nota: el lomo adobao en arena sabe raro.
  • Persianas. El más mínimo rayo de luz activa el botón de ON de los retoños (se ve que van con batería solar). Si Felipe II decía eso de «En mi imperio no se pone el sol«, los padres en verano le podríamos contestar «Pues en el mío no sale mientras yo pueda evitarlo«. No te digo ná y te lo digo tó. Bueno, sí que te digo una cosa: el sol en verano suele salir a las 7 de la mañana, así que persianas a tope y un poquito de cinta americana en las rendijas de las ventanas si hiciera falta. NOTA: esto mismo vale para las noches, porque qué maravilla el momento «No quiero dormir, que todavía es de dííííía, mamá«. I love persianas.
  • Pañales para el agua y una bolsita de plástico «por si acaso». Por si acaso… ¿qué? Pues por si acaso sucede lo que tiene que suceder: que le hayas quitado el bañador, retirado el pañal (absolutamente empapado tras un total desenfreno acuático) y justo en ese momento, no antes (y por supuesto no después de haberle colocado un pañal seco), tu querido hijo, amor de tus amores, decida cagarse. PD: Si eres de a los que se le ha pasado por la cabeza eso de «Bah, ¡vamos a meterlo en el agua sin pañal! Total, acaba de hacer caca, no creo que…«, por favor, sólo te pido una cosa: ten la cámara de fotos o el móvil a mano para retratar el momento, especialmente la cara de estupor de los demás bañistas al descubrir un señor mojón rondándoles cual tiburón. Queremos verlo.
Como ya os decía antes yo este año estoy muy a tope con Migordi: sus dos años y medio de soltura, sus charlas pequeñas, su cara al descubrir que «los niños mayores» quieren jugar a la pelota con él, sus aspiraciones de ser un tiburón… Esas cosas me tienen absolutamente enamorada. Ahora bien, eso no quita que a las ocho de la tarde esté como si hubiera cruzado el Estrecho a nado. Ida y vuelta. 🙂

 

Y vosotros, ¿cómo vais? ¿Algún imprescindible para la supervivencia veraniega con retoños?
Si tienes algún truco ar favó de compartirlo. 
Besitos de madre medio de vacaciones. O algo.

PD: He vuelto al blog, ¡y con muchas ganas! 😉

25 respuestas

  1. Jajaja!!!! Buenísimo!! Cuando son más peques, la verdad es que esto es así total… y qué decir de ir cargada con litros y litros de agua que hay días quebrar nunca te piden y hay que obligarles y basta que un día no lleves para que sea el día de más sed de su vida.

  2. Jajaja Es que yo siempre había oído lo de que la playa/piscina abre el apetito… Lo que no te dicen es que lo habre cuando le da la gana! Vivan los tuppers!
    Muchas gracias por pasarte y comentar, Sara!

  3. :)) Como la vida misma… La bolsa de plastico tiene que ser un "must have" de cada madre. Las veces que me ha salvado la vida Y eso de llevar libro a la playa …que tiempos aquellos :)))

  4. Jajaja es que el señor mojón es mucho! Yo viví la experiencia estando "al otro lado": con 17 años estaba en el mar con mi chati ahí dándonos besitos románticamente y de pronto vemos acercarse a nosotros un mojón como un solete jajajaja Se acabó el romanticismo del tirón!
    Muchas gracias por pasarte y comentar, guapa!

  5. Jajajaja tó puede ser que sí! Aunque te digo que el primer verano de Migordi en las vacaciones tenía más o menos los meses de tu retoño y fueron unas vacaciones geniales totales! Mucho menos cansadas que las siguientes jojojo. Que disfrutes muuucho!!! Un besote!

  6. Oish, qué cosas! Cuando vivía en la playa lo clásico era esperar a secarte y eliminar los restos en las escaleras del paseo. Pero eso con el peque no vale, no de suelta ni patrás la dichosa arena! Me intriga lo de los polvos de talco… probaré! Gracias, hermosura!

  7. Aahhh!jajjajaja!que risa más buena me acabo de pegar!que sentido del humor más guay que tienes! Este en mi primer verano con un bebé y en brevas nos iremos a la playa…aunque aun es un bebé de casi 7 meses ya me imagino todo eso que cuentas! Me rio mucho ahora… veremos si vuelvo mas cansada que cuando me vaya. 😂😂😂

  8. Me encanta, la cámara de fotos preparada para la cara de los demás bañistas al descubrir el señor mojón… Me parto contigo.
    Mis retoños ya han pasado la edad de comer arena y ya puedo incluso sacar el libro del bolso sin miedo a que eso desate la tercera guerra mundial, pero sigo temiendo el momento en que el padre decide echarse la siesta sobre la arena, ahí termina la calma, parece como si todas las discusiones entre los dos hermanos hubieran estado al acecho para desencadenarse justo cuando papá cierra un ojo, pobrecito… Él ni se entera pero ¿eso de dos horas de digestión? al agua y a callarse

  9. Jajaja, me encanta, la realidad tal cual. Como truco, descubrí brujuleando por internet, que los polvos de talco sirven para eliminar la arena y es cierto, si no estás/ están demasiado mojados, son bastante útiles.

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Psicóloga (tengo mi consulta, doy talleres y charlas...), bimami (10 años y 6 años, ole), escribo y dibujo sobre psicología, pareja, maternidad... y lo que surja (o me dé tiempo). Podría vivir a base de gazpacho.
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