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Lo mejor (de verdad) de estar embarazada

Sientes amor, tienes ilusiones, tu pareja te mira con una ternura que te derrite… Todo eso está muy bien, pero el embarazo tiene otras cosas molonas, una serie de ventajas que son gloria bendita y que aportan chispa a la vida. Vamos a repasar lo mejor (de verdad) de estar embarazada:

1. Tienes el guapo subido o el brillo de la embarazada

Las embarazadas tenéis como un aura, un brillo, una pátina que os pone preciosas.

Yo no sé tú, pero en mi caso muchas veces esa pátina eran los sudores de la muerte de los sofocones que me daban gracias a un tiroides locuelo gestacionalmente. Brillo, dice. Sí, como el del pollo asado ahí dando vueltas en el horno. Perdón, que he pasado de lo bueno a lo fucking peor… Retomo.

Es cierto que, a pesar de «los días de mierda complicados corporalmente» hay muchos momentos de glow, de «pisa morena, pisa con garbo», días de mirarte al espejo y sentirte sexy en plan anuncio de perfume (de esos en los que sale la peña con cara-postcoito satisfactorio total).

Y si tienes suerte (y piensas en verde) además del guapo lo que se te puede subir es la libido y… toma, toma, ñaca, ñaca y viva la vida y qué sensible está esto y ya podía quedarse así para los restos. Psiconota: durante el embarazo muchas mujeres notan una mayor sensibilidad genital que les lleva, suertudas, a notarlo todo más y mejor. Bravo. Otras lo que notan es que quieren vomitar todo el rato. La vida no es justa, no.

2. Viva la licra, viva victoria

Estás embarazada, tienes tripa, una tripa que además se justifica porque hay un «ser vivo del amor» dentro de ti. No te lo pienses y dile hola a la ropa ajustada: sin miramientos, sin complejos, pilla elastano ahí a lo loco, compra acciones de licra si hace falta.

Sí, amiga, tienes una barriga que puedes lucir a lo loco, así que como si te da por ponerte ropa y luego sacar el aire con la máquina de hacer vacío: ahora puedes y es maravilloso. De hecho es como lo más mejor, porque no sé tú, pero yo con ropa ancha parecía Demis Roussos (ver imagen, por si eres ahí ultra millennial y esto te lo perdiste).

Demis Roussos
El detalle de las botas verde metalizado es para enamorar, oh Demis!

3. El pelo

Mira, ni el pelo after sex on the beach ni ná: jamás en tu vida vas a tener el pelasssso que tienes durante el embarazo. Brillo, cantidad, volumen, movimiento, color… Si alguien inventara un champú o una mascarilla que consiguiera «el pelo preñao» lo petaba en plan «se puede comprar una isla».

No se cae, es que durante el embarazo el pelo no se cae. Ni uno, cero, nada. Tus pelos se van a aferrar a tu cuero cabelludo como si los hubieras pegado con Super Glue (el Super Glue del amor, claro).

  • Combo guay. Durante el embarazo de Migrande se dio algo maravilloso, un milagro hormonal, una carambola corporal fabulosa: el pelo de la cabeza bello, y el vello… ausente. Como lo oyes (lees): no me salían peletes en las piernas, axilas, etc. Llegué a pensar que mi retoño era Superman y que con el láser de los ojos me hacía la depilación por las noches, pero no he podido demostrar esta teoría (aún).

Ahora bien, cuando el embarazo pasa la magia se rompe y tú, Cenicienta preñi, dices adiós a lo güeno: la carroza vuelve a ser una calabaza, el vestido de licra te transforma en butifarra y tu pelo muta en fregona. Ohhhhhh.

expectativa vs realidad del pelo tras el embarazo

 

Nota: a riesgo de ganarme el total y absoluto rechazo por vuestra parte he de decir que en este segundo postparto apenas se me ha caído el pelo (también es cierto que no he tenido tanta sensación de pelazo como en el otro). También he cogido veintitantos kilos, así que no me odies, mejor abracémonos.

4. Las hormonas

Tienen mala fama las amigas hormonas, y es cierto que luego más adelante, en el postparto, las hijaputas pobres nos dejan tocadillas, pero también tienen sus cosas buenas, concretamente dos:

  • Te permiten probar diferentes personalidades: hoy soy una agradable mujer que ama con todas sus fuerzas, mañana (o dos horas después, a veces la mutación no tarda en llegar) odio todo (a ti, al vecino y al aire que respiro). Los demás también disfrutan mucho con estas cosas.
  • Colocón gratis: sin efectos secundarios (salvo el detalle de traer unos meses después a una persona al mundo y que con ello te cambie la vida para siempre) puedes pillarte un pedete mu gracioso. A ratos te da la risa, a ratos lloras, a ratos quieres abrazar, a ratos quieres fulminar. Como toda coloqueta tiene su subidón (llevo una vida en mi interior, soy poderosa, soy la caña) y su correspondiente bajón (no voy a poder, no voy a ser buena madre…). Enjoy it, no hay montaña rusa como esta. 

5. Estás fabricando una vida

No quería yo caer en el ñoñismo, pero qué queréis que os diga, tengo un bebé de 9 meses y tengo aún reciente el bombo y el amor. No hay mucho más que explicar: pocas cosas hay como esto, ¿verdad?

Total, que aunque tenga sus cosas reguleras (ya haré un post al respecto), el embarazo puede molar. Eso sí, nada de ponchos gigantes, por favor.

¿Qué es lo mejor del embarazo para ti? ¿Cómo fue tu pelaaaaso durante el embarazo? ¿También te morías de la grima cuando se te caía a puñados en la ducha? ¿Eras #teamapretadico o #teamdemisroussos?

Besos de madre con semi-pelaso.

 

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Foto de Mamen Jiménez en su consulta, sonriendo, y con un vestido rojo

Psicóloga (tengo mi consulta, doy talleres y charlas...), bimami (10 años y 6 años, ole), escribo y dibujo sobre psicología, pareja, maternidad... y lo que surja (o me dé tiempo). Podría vivir a base de gazpacho.
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