Mucho se habla de la «etapita del por qué» de los niños (cada vez me queda menos para morir disfrutarla de nuevo, porque Mipeque ya mismo cumple dos añitos y el fin ya se acerca), pero oye, que las madres y los padres también tenemos nuestros días de preguntarnos, y mucho, «por qué»… pasan algunas cositas.
Y no, no me refiero a temas de crianza o dudas acerca de la salud de nuestros retoños, que evidentemente son temas que nos preocupan y de los que queremos respuestas… Hablo de esas preguntas, a menudo retóricas, esos por qués que acuden a nuestra mente, cuando, por ejemplo, le compras a tu hijo ese juguete TAN CARO que quería y tras jugar con él dos minutos se tira cuatro horas jugando CON LA CAJA. ¿Por qué?
Nota: Vivan en realidad las cajas, nosotros cada paquete que llega a casa fiesta que hacemos y uso que le damos (trenes, naves espaciales, laberintos… Un poco de rotulador, alguna pegatina y mucha imaginación y, ¡tachán!, dos horas de diversión maravillosa).
Algunas de las grandes preguntas de la maternidad (para algunas de nosotras, claro)
No están todos los que son (al final del post te pido que me cuentes más, jejeje), pero son todos los que están… o algo así.
Alcemos los brazos al cielo y pongamos cara de incomprensión y desasosiego y preguntémonos, en pandi, que jode menos, por qué nos pasan estas cosas:
- ¿Por qué si llamo a mi hijo, si digo su nombre, si me pongo delante de él o si le hago gestos para que me haga caso, ni se percata de mi existencia, pero en cuanto pongo el culo en el sofá aparece con algo muy urgente que contarme/hacer/tirar/gritar/Mira-mamá-lo-que-hago?
- ¿Por qué siempre que hay algo importante, un evento, algo del trabajo o un viaje, la noche de antes los peques se ponen malos o pasan una noche toledana «sin motivo» y solo duermes 2 horas y no seguidas?
- ¿Por qué si entre semana hay que despertarles -y cuesta la misma vida-, el fin de semana se levantan a las 7 (o antes)?
- ¿Por qué en casa de amigos o familiares la frase “Pónselo, claro, pero no le hace mucho tilín” activa un resorte que hace que tu hijo se coma siete platos de eso que en casa ni fú ni fá?
- ¿Por qué de pronto los pantalones muy bajos de tiro se te escurren y te dejan con el Ohio al aire? ¿Es porque las madres ya no tenemos cintura? ¿Será cosa de la edad? ¿Seré yo, señor?
- ¿Tiene algo que ver lo anterior con la alta incidencia de uso de leggins (o mallitas) en las madres? ¿Por eso los vaqueros de tiro alto se llaman «Mom fit»? (Mamen cae en la cuenta de ello en 2019 -menos mal que para otras cosas sí que soy más rapidita-).
- ¿Por qué a los bebés les gusta tanto el mando de la tele, pero solo EL VERDADERO? ¿Por qué (y cómo) detectan que el que le has dado es de juguete, es “el que ya no sirve”, el que está sin pilas o el del vídeo VHS -sí, hay gente que aún lo tiene-?
- ¿Por qué puede caer un piano de un quinto justo al lado de la habitación del peque mientras duerme y éste ni inmutarse, pero que el sonido de tu lamparita (o el del contacto de tu oreja con la almohada) le despierte ipso facto?
- ¿Por qué cuando tenemos ganas, no tenemos tiempo y/o los niños está despiertos y esas cosas, y cuando tenemos tiempo…? Nada, es broma, los padres no tenemos tiempo.
https://giphy.com/gifs/dirty-im5NBKxka90Zy
- Venga, reconduzco: ¿Por qué cuando tenemos ganas, no tenemos tiempo u oportunidad, y cuando tenemos tiempo… nos quedamos dormidos?
Inciso: esto es para la risa, pero la verdad es que dos minutos (o cinco, o siete, o quince ahí en un alarde loco), es posible encontrar en la semana. Varias veces, incluso -crazy in the coconut-. Pero para que esto funcione tenemos que tener ganas de tener ganas y llegar con ganas… Ay, y es que merece tanto la pena, te deja tan de buen humor y con tan buen cutis… Bueno, ya hablaré más de esto en otros posts, muajajaja. Mientras, puedes leer, si es que no lo has hecho ya, mi primero libro «Amor con ojeras» (Lunwerg, 2016), que ahí te cuento cosas.
Por qués, la maternidad está llena de ellos. Seguramente tú tendrás también los tuyos, ¿verdad? Mándamelos si quieres y con los mejores iré haciendo ilustraciones, porque, ya sabes, mal de muchos… consuelo de madres y padres.
Imágenes: Giphy.com; Unsplash.com
3 respuestas
Cada niño se puede comportar de forma diferente sin que nosotros entendamos el porqué, incluso de diferentes formas a lo largo de sus primeros meses de vida. Por otro lado, cuando ya son algo mayorcitos, nuestros niños pasarán por diferentes fases en las que se comportarán peor o mejor. Igualmente, nunca debes de abandonar la idea de jugar con ellos. Existen muchos juegos de mesa que estimulan a nuestros pequeños, incluso a nosotros mimos, y que son realmente beneficiosos para ambos.
¿Por qué si les llamas por su nombre no responden pero si dices «sord@ contestan ipsofscto?
¿Por qué un día se enfadan cuando en la mesa le pones un tenedor grande, ese mismo tenedor con el que lleva días comiendo porque dice que ya es mayor y no quiere el tenedor pequeño?
Jajajajajaja Ay, Sandra, qué verdades! Ahora, también te digo que de pequeña me pasaba eso de la sordera (y creo que a todos). Un día estaba viendo la tele totalmente absorta, y entonces escuché a mi abuelo decir que me iba a regalar mil pesetas. Miré, claro. Se rieron todos, TODOS, porque llevaban por lo visto un rato hablándome y yo en another dimension, jajajaja.
Muchas gracias por comentar, ¡perdona que haya tardado en contestar!