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La etapa del ¿Por qué?

Del creador de «No» como respuesta a todo llega una nueva y angustiosa película: «Mamá, ¿por qué?»
No sé si alguna vez alguien se ha parado a contar cuántas preguntas puede llegar a lanzar por minuto un retoño estándar, pero la cifra debe dar hasta miedo. Yo tengo miedo.
Entrar en uno de esos bucles de «¿por qué?» es el Ikea de la maternidad:
  1. Tú te crees que vas a salir rápido (spoiler: no va a ser así)
  2. Es muy posible que te pierdas
  3. Como estés mucho rato «dentro» te va a doler la cabeza
  4. Al final sales con algo distinto a lo que en realidad querías
¿Y qué tiene esto último que ver con esta fase de los peques? Pues mucho. Sí, porque de nuestras conversaciones con nuestros hijos porqueros no salimos exactamente como esperábamos… porque aunque todas, todos, vamos con muy buenas intenciones, esto es el ejemplo paradigmático del «donde dije digo, digo Diego» de la maternidad. Veamos:

Antes de entrar en esta fase del infierno cerebral amor pequeño casi todos nos ponemos estupendos y pensamos que cuando le toque a nuestro retoño responderemos a todas sus preguntas, le haremos caso porque es una etapa importante de su desarrollo, y hay que incentivar su curiosidad y… BLA BLA BLA. Qué ideales somos. Pero mira, cuando tu hijo te ha fusilado a preguntas durante días, semanas, tu brain da para lo que da, es decir, para más bien poco.

Es en este punto de cocido cerebral cuando te oyes pronunciar esa maravillosa frase, esas cuatro palabras que dijiste que no dirías, ese topicazo de la maternidad, esa gloria bendita dialéctica, ese gol de la historia de la humanidad transmitido de generación en generación, esa perla educativa, el wonderful PORQUE LO DIGO YO. Y lo más bonito es que te da alivio (Aunque dura cero coma y luego encima te fustigas. Bravo).

Si pensabas que el mundo era algo «finito», limitado, es porque no te has parado a hablar con un pequeño que esté en esta etapa. Te animo a ello si es que no lo has disfrutado aún y tienes cinco o diez… horas libres.
Aquí algunos ejemplos vividos en nuestras cannnnes, para disfrute humano particular:
  • En la calle:
    • (Nos cruzamos con una chica de veintipocos que iba hablando por teléfono)
    • Mamá, ¿por qué ha dicho eso esa señora?
    • (la chica nos fulmina con la mirada)
  • En la cama, dos de la mañana: 
    • Mamaaaaa, tráeme aguaaaaa
    • Toma
    • Mamá, ¿por qué me traes agua?
    • (Inspirar, espirar. Repeat. Y luego aguántate la risa.)
  • En casa, antes de la cena:
    • Mamá, ¿por qué haces sopa?
    • Porque tenemos que comer y la sopa te gusta
    • ¿Por qué tenemos que comer?
    • Porque las personas necesitamos comer, es como la gasolina de los coches
    • ¿Y por qué?
    • Porque si no se quedan parados y no pueden funcionar
    • ¿Y por qué se quedan parados?
    • Porque no tienen gasolina
    • ¿Y por qué no tienen gasolina?
    • Era un ejemplo, te explicaba por qué tenemos que comer
    • Yo quiero sopa
    • Ya mismo está lista
    • ¿Por qué?
No puedo explicar con palabras mi cara. Esta última conversación siguió durante lo que a mi me parecieron horas. En bucle. Non stop. KO. Ni sopa ni sopo, yo ya no sabía ni lo que hacía.
Hijo: 1 – Cerebro de mami: 0
Ay, esta etapa es la monder lironder. La cuestión es que de tanto escuchar «¿y por qué?» todo el rato al final tú misma te planteas un por qué, concretamente ¿por qué no estaré yo ahora mismo en un spa? Socorrito. 
Y a tí, ¿te ha caído ya alguna avalancha preguntera?
¿Tu hijo te ha cocido a preguntas?
¿Alguna te ha hecho pasar vergüenza? Cuéntamela jajajaja
¿Has perdido el conocimiento alguna vez?
¿Alguien ha conseguido llegar al final del hilo y dar respuesta a todas las preguntas de su hijo?
¿Eso es posible? 
Besitos de madre con el cerebro ahogao, aunque a veces es de la risa.

12 comentarios

  1. Uf la etapa del "¿Por qué?" es muy dura, como tu dices acabas diciendo porque si, pero no sirve de nada. Yo he optado por distintas soluciones y ninguna me ha valido para estar menos de dos minutos explicando algo, que te lias y ya no sabes ni lo que estabas explicando.
    Un saludo.
    Rocio

  2. Ja,ja,ja. Aún no hemos llegado a esa fase pero no creo que tarde mucho en llegar. Sobre todo porque cada vez que digo todavía no, por ahora no o algo así viene un tsunami en forma de zaaaassss y ocurre la cosa en cuestión jejeej. La comparativa con IKEA es total. Qué pereza me daaaaaa.

  3. Yo cuando entramos en bucle y ya me tiene loca perdía le contesto "porque estaba enamorao!!" Es una de las respuestas de la canción "Un borrico se ha ahogao" y como le encanta y la canta muchas veces la empleo de cortina de humo jejejejeje y algunas veces me funciona y todo!

  4. Jajaajaj yo estoy en esta fase y hay que tener mucha paciencia para contestar siempre y no perder el control. Aunque yo a mis veintitantos aún hago preguntas del por qué demasiado invasivas y mi marido me dice que me prezco a los niños o si todavía no he crecido jajaajjs

  5. Jajaja total, al final una pierde el hilo del todo! Nosotros muchas veces le devolvemos la pregunta, y oye, eso lo deja pensando un rato y se queda conforme con su propia respuesta… al menos un minuto. jajaja
    Un besote, Rocío

  6. Lo que de verdad es infinito no es el universo, sino un hilo de preguntas de un peque!!!! Pero de verdad, lo que nos estamos riendo con algunas preguntas no tiene precio (aunque a veces nos deje el cerebro seco, muy seco)
    Besote, hermosa!

  7. jajajaja no hay nada como hablar para tragarse una sus palabras a los dos segundos!!! 😉
    Luego es diver, ya verás. A veces te quieres ir a vivir tú sola a Laponia, en plan "tener asegurado cero contacto con otro ser humano", pero la verdad es que tienen salidas que te descojonas.
    Ánimo, morena guapa!

  8. Jajajaja, maldita etapa!!! La verdad es que llevas toda la razón del mundo, antes de que llegue nos imaginamos muy dignas contestando todas las dudas del churumbel pero luego eso no hay cuerpo que lo aguante, taaan bien que lo has expresado!! jajajajaja

  9. Llendo por la calle nos cruzamos con un señor que por el color de su piel debía ser de Senegal o alrededores… Mi hijo le señala bien señalao con el dedo y pregunta a gritos "Mamá! ¿Por que ese señor es marrón muy oscuro?"
    Opté por hacerme la loca hasta que el hombre desapareció y luego le expliqué al enano brevemente por qué no todos tenemos el mismo color de piel.
    No quedó conforme y siguió con la cantinela un rato más.

    Con la etapa del por qué te echas unas risas pero a veces solo quieres esconderte.
    Un besote

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Mamen Jiménez - Psicóloga

Psicóloga (tengo mi consulta, doy talleres y charlas...), bimami (6 años y 2 años, ole), escribo y dibujo sobre psicología, pareja, maternidad... y lo que surja (o me dé tiempo). Me gustaría dormir más. ¡Bienvenida!

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