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5 grandes momentos de la maternidad y paternidad

Antes de ser padres en nuestras vidas se daba una cosa muy curiosa: si queríamos hacer algo, lo hacíamos. Zas. Locura. ¿Qué te querías vestir para salir a donde fuera? Pues ibas al armario, cogías ropa y listo, a la calle. Sencillo y eficaz: pensar en acción, realizar acción.

Sin embargo con la llegada del retoño esto, que parecía una cosa como muy de cajón, se convierte en las doce pruebas de Astérix. Ya nunca harás -a la primera- lo que tenías pensado hacer, y si consigues hacerlo será a costa de tu sudor (mucho sudor). La vida de padres fama cuesta. Aquí os dejo unos ejemplos:

1. Final del día. Estás casi en coma. Baño del peque, el agua llega a Huston, secar, poner crema, pañal, pijama… Recoger el baño, achicar el agua, llenar dos cubos con lo que ha salido de la bañera/ducha. Cena. Preparar la cena, poner la cena en la mesa, darle de comer al peque (o verle tirar la comida por todas partes estar a su lado mientras come). La comida llega a Huston también (en Huston hay muchas cosas). Se mancha el pijama. Cambiamos el pijama. Piensas: «Mañana cena antes del baño» (pero al día siguiente pasará algo y no será así). Echas la ropa a lavar, sacas la pala escoba para recoger lo que hay en el suelo, pasas la fregona. Preparas el bibi, o la teta, o la leche. Se la das. Se mancha. Tampoco es tan grande la mancha, no vamos a cambiarle (otra vez) el pijama. Lo metes en la cuna. Se resiste. Le cantas. Se resiste. Le cuentas un cuento. Se resiste. Te desesperas, sucumbes y lo coges en brazos y le susurras una nana, la infalible. Parece que se duerme… Lo dejas caer en la cuna con el mismo cuidado con el que tratarías una bombra activada. Sí, ha caído. Respiras y lo observas. Lo quieres tanto… Es precioso. Es ternura. Te das la vuelta ninjamente, de puntillas, sólo dos centímetros de tus pies tocan el suelo, casi vuelas, eres un ser etéreo. Según cruzas el umbral de la puerta tu retoño se despierta.

2. Comidas. Te has descargado el planificador de comidas de Lapsicomami, lo has rellenado (eso implica haber pensado comidas y contrastado los menús del cole de los niños, para no repetir), has hecho lista de la compra, has ido al súper, has pasado todas esas cosas por caja, las has subido al coche, las has bajado del coche, las has llevado hasta tu cocina y ordenado en los armarios. Has hecho todo eso, porque eres la pera. Madre/padre del año te sientes. Entonces llega el domingo, el día que has elegido para preparar las comidas de media semana (ahí, anticipándote, porque, insisto, eres la pera). Entras en la cocina, dispuesta/o a petarlo culinariamente hablando. Ummm, ¿qué puse para el lunes? Ah, pasta a la boloñesa. Cortas las verduras, empiezas el sofrito, abres la nevera para coger la carne… Pero no hay carne. No hay carne. ¡No hay carneeee! Eres la pera, sí, pero también eres madre/padre, y esta semana has dormido una mierda pinchá en un palo, así que no, en la lista de la compra no anotaste la carne. Ahora piensa en otra cosa para el lunes. Y ve al súper a compar carne.

3. Has quedado, te vistes, vistes al peque (porque ya sabemos lo que pasa si vestimos primero a los retoños), preparas su bolsa (pañales, toallitas, crema, agua, gasas -por si acaso-, muda -pantalón, calcetines/leotardos, camiseta, rebequita-, baberos, un par de juguetes, suero -también por si acaso-…), coges la sillita, sientas al peque, sales a la calle, llegas al coche, bajas al peque del carrito, le quitas el abrigo, le sientas en la sillita del coche, pliegas la sillita de paseo, la metes en el maletero, junto con la bolsa de los pañales, te quitas el abrigo, lo pones donde primero pillas en el coche, porque a estas alturas odias la vida ya, y el abrigo te la pela, te sientas, enciendes el motor… Metes la mano en el bolso en busca de tu teléfono, que es donde tienes la dirección de esa cita y… te lo has dejado en casa. También te has dejado las llaves de casa puestas en la puerta. Y no te has dejado más cosas porque no te ha dado tiempo.

4. Planes. Llevas toda la semana pensando en qué hacer el sábado, quieres un plan guay. Has mirado actividades en tu ciudad, contemplado la idea de iros al campo… Ya lo tienes. Llega el sábado. Ese día, no otro día, ese día el peque decide levantarse penosillo: tardáis el doble en desayunar de lo habitual, el triple en vestirle, os habéis quedado sin toallitas, bajáis a por toallitas al súper. Mientras, el peque se mancha, le cambias… Ya son las 12, mejor salimos después de comer. Después de comer es mentira. Salís a las 17:30. Y con prisa, porque en un rato hay que volver, preparar cenas, cenar, baños, dientes, cuentos… Léase el punto número 1. Tiempo total final de la actividad programada: 10 minutos.

 

5. «El Muajaja». Habéis acostado al niño (y pasado por el punto 1, y el 4 si es sábado o domingo). El niño se ha dormido. Planteáis noche de peli, puede que vino, y puede que un poco de amor. Sorprendentemente el retoño no ha dicho ni mú desde que lo acostásteis, así que vuestra cena romántica ha ido viento en pompa popa… Tampoco se ha despertado a lo largo de las dos horas que ha durado la peli. Os ponéis tontorrones y… y el ánimo se caldea. «Vamos a hacer cosas«, pensáis. Pero en cuanto vuestra piel, la de uno con la del otro, entra en contacto, ná, el roce más mínimo, se oye a lo lejos, o cerca, si tienes vigilabebés, un mágico sonido: «¡Mamaaaaa, Papaaaaa!«. Efectivamente vas a tener fiesta, pero no la que esperabas.

Si algo tiene la maternidad/paternidad, es que no te aburres: todos los días hay una sorpresa, nunca nada es fácil ni como esperabas, ya te lo digo. ¡Ay!

Y vosotras… ¿cuántas veces os habéis dejado las llaves en casa? ¿Cuántos planes no han sido planes al final? ¿Cuántas noches habéis entrado en el bucle del punto 1? Yo mucho, de todo. Compartamos el drama, que así es menos. 😉

Besitos de madre intentando hacer cosas.

 

35 comentarios

  1. Ja,ja,ja. Buena descripción paso a paso. Yo las llaves en casa no, pero en la puerta colgadas y verlas desde fuera de la puerta del portal… Y tener que llamar a un vecino y explicárselo para que me abriera. Yo el bucle baños y cena buffff. Hay días que marcha sobre la seda y días que es atroz. Y luego hay días en que me salto el baño y días en que me salto la cena. Creo que se llama supervivencia. Ja,ja,aj,a.

    Besitos, genia

  2. Lo que me he reído!
    Yo las llaves no me las suelo dejar pero el móvil cienes y cienes de veces.
    Con decirte que una vez que tenía que viajar a Valencia (y tenía como 25 citas para organizar en un día y medio) me dejé el móvil en Madrid…imagina la de llamadas perdidas y mensajes que tenía cuando volví a Madrid.

  3. jajajaja… Como la vida misma nena! Yo las llaves no, pero el móvil, la chaqueta, o lo que sea, si y tener que volver con todo pá arriba otra vez… En fin, festival del humor! Y lo del muajaja es ley de murphy total… que entonces piensas: "Y por esta mierda de peli me he perdido yo el mambo?", jajajaja

  4. La supervivencia es fundamental!!! Nosotros hay días que lo hemos bañado primero y al sentarlo a comer se le caía la cabeza de sueño o se dormía directamente en la silla, así que para la cama. A ver, ¿qué haces? Al día siguiente desayuna más y listo (además, con las carnes y el saque que tiene el mío no le pasa nada, jajaja).
    PD: Me encanta el momento explicárselo al vecino, y su cara, claro.

  5. Eso es lo que me pasó en realidad a mi, y sin percatarme, claro. Al volver a casa (la puerta de la calle la abrió Mimaromo) y verlas ahí tan ricamente en la cerradura, casi me da un algo!
    Oye, qué invento ese de puertas que no cierran si no usas la llave! ¿Es especial para madres y padres recientes? jajajaja

  6. jajaja Yo suelo darme cuenta de que me he dejado algo cuando estoy saliendo por el portal. Eso significa sacar las llaves, abrir la puerta, esperar al ascensor… y con un peque que prefiere esconderse tras las macetas de la entrada que hacerle caso a su madre, y una perrita con cara de "¿Pero no íbamos a la calle?" Me canso de pensarlo.
    PD: jaaaaajaja totalmente!!! ¿Por qué no hemos tenido mambo primero y luego ya si eso veíamos una peli? Ay, señor.

  7. Los bucles de la paternidad/maternidad!!! Lo peor, para mi gusto, es cuando crees que ya ha terminado todo, que vas a poder sentarte dos minutos, bajas la guardia, y entonces… Zas, no te vas a sentar, no. Jajaja Ay, me río por no llorar jajaja

  8. Buenísimo me caían lagrimones de la risa al leerlo, sobretodo el punto número 1, jajaja cada noche dejo a mi hijo en la cuna como si fuese una bomba activada…jajajja y sí se activa en cuanto salgo en modo silencio total de su habitación. Aixxxx pero es tan tierno a la vez. Me ha encantado el post. Besos.

  9. Tremendo, jajajaja. Lo de las llaves en la puerta no nos ha pasado, pero llegar al coche como quien se va tres meses a la guerra, cargados hasta las cartolas para la excursión, y que el coche no arranque, sí. Que vale, no era culpa nuestra, pero el drama fue equivalente.

    La última película que hemos visto nosotros en casa se ha tenido que repartir en 4 tramos a lo largo de dos semanas. Para cuando vimos el final ya no me acordaba quién era el protagonista.

  10. Jajajajaja no me extraña lo de la peli!
    A mi me pasó una vez lo del coche pero no que no arrancara, sino que cuando por fin llegué a él (y encima con prisas que iba), me lo habían abierto y estaba la puerta destrozada O_o Genial todo.
    ¡Muchas gracias por pasarte y comentar, Enrique! Un beso!

  11. Cuanta razón!! Y yo que pensaba que era la única!! Lo que peor llevo es a la hora de arreglarme: que si la dejo no importa donde ni como, llora. Para peinarme tengo que mover el carro con el pie. Para vestirme con las manos… pero donde de verdad me "luzco" es cuando me pongo los zapatos… tengo pensado venederle el "show" al circo del sol jeje. Dejarme las llaves en casa nunca (antes de tener a la niña dos veces), porque dejo las llaves en la bolsa del carro. Pero la crema del culito… la pierdo unas cien veces al día, y estar buscando algo y tenerlo en la mano o delante de mis narices también… muy divertidos tus ejemplos me identifico muchisimo, me hice fan jajaja.

  12. Cuanta razón!! Y yo que pensaba que era la única!! Lo que peor llevo es a la hora de arreglarme: que si la dejo no importa donde ni como, llora. Para peinarme tengo que mover el carro con el pie. Para vestirme con las manos… pero donde de verdad me "luzco" es cuando me pongo los zapatos… tengo pensado venederle el "show" al circo del sol jeje. Dejarme las llaves en casa nunca (antes de tener a la niña dos veces), porque dejo las llaves en la bolsa del carro. Pero la crema del culito… la pierdo unas cien veces al día, y estar buscando algo y tenerlo en la mano o delante de mis narices también… muy divertidos tus ejemplos me identifico muchisimo, me hice fan jajaja.

  13. Nosotros somos los peores: nos fuimos a la.nieve y después de una hora de viaje y aún nos quedaba otra por delante, nos dimos cuenta que no habíamos cogido la chaqueta del niño……….zas en toda la boca! Menos mal que quedaba una tienda abierta y led quedaba un abrigo de nieve para niños! Pagamos el doble de lo que.había costado el que compramos hacia una semana …pero al final fuimos a l.nieve ('y se pasó todos el rato lloriqueando…)

  14. Jajaja yo hoy mismo fui a comprar algo para los regalos de Navidad, salí de la tienda sin regalos de Navidad y sin cartera! Lo había dejado todo en el mostrador!! Y lo de los planes… Un clásico!

  15. Sé que es gracioso y con humor, pero estoy embarazada y voy a dejar de leer blogs porque me están entrando ganas de llorar y de tirarme por la ventana a la vez. Tal y cómo lo veo yo, parece que no voy a volver a ser persona jamás, y me gustaba mi vida.

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Mamen Jiménez - Psicóloga

Psicóloga (tengo mi consulta, doy talleres y charlas...), bimami (6 años y 2 años, ole), escribo y dibujo sobre psicología, pareja, maternidad... y lo que surja (o me dé tiempo). Me gustaría dormir más. ¡Bienvenida!

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