El refranero popular es una maravilla. Mi favorito es «Para lo que me queda en el convento, me cago dentro», aunque no es que esté del todo de acuerdo con él. Hoy, día de la madre, vamos a repasar unos cuantos refranes que definen la maternidad así en todo su esplendor.
¡Feliz día de la madre, preciosa!
Refranes que definen la maternidad
- Quien con niños se acuesta, meado amanece. Y con la espalda hecha una jota, añado. Una de las cosas que nadie te cuenta de esto de ser padres es que los bebés y los niños pequeños son mini karatekas que, como los hámsters, se activan de noche y te dan unas palizas en la cama que ríete tú del «Perfect» del Street Fighter.
- El que busca, encuentra… si una madre va, lo encuentra. ¿La Atlántida? Pues mira, no la han descubierto aún porque no han mandado a una madre a buscarla, así te lo digo.
- Lo que no mata, engorda. No dormir mucho los primeros años, no tener tiempo, comer malamente… matar no mata, así que debe engordar. Lo que también engorda son esos donuts que te comes a escondidas para no te pillen tus peques. También te digo, que te quiten degustado. Este refrán es válido tanto para ti como para tus hijos, para esos momentos en los que su merienda consiste en la fruta que les has dado aderezada con la roña de sus dedos, la de debajo de sus uñas, y toda la arena que un ser humano pequeño puede comer (¿te acuerdas de cuando íbamos a los parques de arena y protestábamos? Ains, qué tiempos).
- Una buena capa todo lo tapa. Básicamente este fue mi outfit durante los embarazos, siempre fan de Demis Rousos. Ahora bien, este refrán también sirve para referirse a ese momento en el que estás en la calle, en el curro o donde sea, y de pronto al mirar hacia abajo te das cuenta de que tus pantalones negros tienen un manchurrón blanco (si estás pensado en Mónica Lewinsky riámonos juntas por lo bonito y festivo que es nuestro cerebro), o de colores varios. El producto que ha causado esa mancha lo desconoces, pero así a lo loco podemos aventurarnos a que en un porcentaje alto de los casos se trata de a) Mocos, b) Babas, c) Comida y babas infantiles, d) Todo lo anterior. Taparte con un pañuelo, una pashmina (me encanta esta palabra, es como el slogan del glamour de abuela), con el bolso o con tu propio hijo es un must en la moda de mamá.
- No por mucho madrugar, amanece más temprano… pero lo parece, ¿eh?
- Lo poco gusta, lo mucho cansa. ¡Mamáááá! La primera vez que escuchas a tu peque decir «Mamá» crees morir derretida de amor, y la segunda… Pero cuando te lo ha dicho unas 693 veces… en el último minuto, pues ya te hace como menos ilusión. El cerebro, qué tonto, que se ahoga con ná. Ejem.
- Los toros se ven mejor desde la barrera: empiezo por decir que, aún a riesgo de ganarme alguna que otra baja, en mi opinión donde se ven bien los toros es en el campo, sueltos y vivos, pero bueno, ese es otro tema. Me centro, que esto va de refranes para definir la maternidad. El opinar ajeno con la maternidad de una y los hijos de una es que es cosa fina. Desde que te preñas hasta el fin de los días habrá quien te diga qué tienes que hacer, cómo lo tienes que hacer y qué es lo mejor para tu hijo… sin que tú le hayas pedido la opinión en lo más mínimo. Porque todos somos los mejores padres y madres… desde fuera, desde la barrera, ¿verdad? Grrrrr. ¡Stop opinólogos ya!
- A palabras necias, oídos sordos. Pues eso, que las opiniones de los demás son eso, sus opiniones, no prescripciones, no órdenes, no sentencias, así que… ¡pasando de todo!
- Nunca digas nunca jamás/Donde dije digo, digo Diego. Si hay algo que define la maternidad, así de entrada, es que lo que pensabas que sería, lo que pensabas que harías -y sobre todo, lo que no harías- te lo comes con patatas a los dos minutos de ser madre. Es tan enorme esto, que le dediqué todo un post aquí en el blog a esos «Donde dije digo, digo Diego de madre «.
- Si tienes prisa, vístete despacio: creo que esta es una instrucción que los niños traen de serie al nacer, porque basta que tú tengas prisa para que tu hijo vaya a infravelocidad, tan lento que casi parece que vaya marcha atrás. Los minutos que están los niños vistiéndose son como los años perrunos: 1 minuto de vestirse de niño es 1 año de vida de madre.
- A la cama no te irás sin saber una cosa más. Bueno, teniendo peques en general es que a la cama no te vas a ir prácticamente nunca, pero lo cierto es que la maternidad, si algo tiene, es que aprendes quetecagas: de la vida, de ti misma, de todo. Y eso mola, mucho.
- Bicho malo nunca muere. Especialmente los p**** virus que pillan (pillaban, cuando no había confinamiento) en las escuelas infantiles, que no te dejan de septiembre a junio hasta que tu retoño cumple, al menos, tres años. Luego la cosa mejora, lo prometo. Ojalá este refrán no sea aplicable al bicho que tenemos ahora en el mundo, y lo podamos mandar a la mierda de una vez por todas.
- Cuando el diablo no tiene nada que hacer, mata moscas con el rabo. Si en una casa con niños hay silencio, mal. El aburrimiento infantil es peligroso, porque la proporción de ideas geniales e ideas que llevan al caos y la destrucción es del 50%. Ahora me pongo un poco seria: fuera de bromas, el aburrimiento infantil es bien, es necesario, que se nos ha ido la olla a los padres con tanto organizarles la vida y hasta el juego. Para su desarrollo necesitan aburrirse y ser ellos los que inventen, los que creen… les ayuda a muchas cosas, entre ellas tolerar la frustración y por tanto aprender a gestionar sus emociones. Todo eso. Ole por el aburrimiento. Ahora bien, asumamos que dejarles que se aburran es arriesgado para tu hogar y tus pertenencias jajajajaja.
- Nunca digas de este agua no beberé: no lo digas o dilo si quieres, pero no bebas, por favor, que mira la de tropezones que ha dejado tu pequeño retoño en ese vaso. Si bebes, has merendado, ya te lo digo.
- No hay dos sin tres. ¿Cómo que no? Yo me «placton» con dos retoños. Dos es suficiente. Dos está bien. Dos. Ya está. La cuestión es que no importa cuántos tengas que siempre llegará alguien a decirte «que para cuándo el segundo/tercero/cuarto… Y luego, si definitivamente te preñas, te dirán que qué loca, ir a por otro… Respira y no escupas. Contención.
- Sarna con gusto no pica. Porque sí, ser madre es cansado, supone un reto diario, te lleva a ratos al límite, se merienda a veces otros roles, pero es maravilloso, coñe. No hay cosa igual, amor igual. ¿Verdad?
(Estos dibus son de mi libro «50 sombras de mami» -Lunwerg, 2019-. Lo puedes encontrar en Amazon, El Corte Inglés, Casa del Libro, Fnac… y en un montón de librerías chiquitas que ahora, en cuanto abran, nos necesitan a todos.)
¡FELIZ DÍA DE LA MADRE, PRECIOSA!
Mamen